Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Mesa Intersectorial de Trabajo sobre Autonomía de las Infancias

3 diciembre, 2024

IDUF

El día viernes 29 de noviembre de 2024 se llevó a cabo un desayuno de trabajo que reunió a representantes de diversos sectores de la sociedad civil para presentar los resultados de una encuesta sobre Autonomía de las Infancias en la Ciudad de Buenos Aires.

Organizado por la Fundación Potenciar Argentina y el Instituto de Desafíos Urbanos Futuros de la Legislatura Porteña, el encuentro contó con la presencia de expertos del campo de la salud, la educación, la investigación académica, la recreación y organizaciones dedicadas a la promoción de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

Entre los participantes se encontraron investigadores del CONICET, de la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires, de la Universidad Nacional de San Martín, de la Universidad Católica Argentina, de la Universidad Pedagógica Nacional, así como también autoridades de la Asociación Francesco Tonucci, y representantes de FUNDAR, CEMUPRO y de la Sociedad Argentina de Pediatría, quienes discutieron sobre la importancia de fomentar la autonomía de las infancias y el juego libre en su desarrollo psicológico y social.

Durante la reunión, se abordaron preocupaciones sobre el impacto de los smartphones en la autonomía infantil, subrayando la necesidad de dialogar sobre las rutinas de los niños en el ámbito familiar y desde las perspectivas estatales. Los educadores presentes hicieron énfasis en que la postergación de la autonomía repercute directa y negativamente en el entorno escolar, lo que resalta la urgencia de una colaboración entre los sectores de salud y educación. Desde la Asociación Francesco Tonucci se destacaron los logros de sus programas implementados en diversas ciudades del país, los cuales promueven la autonomía de las infancias y el juego en espacios públicos.

Finalmente, especialistas de diferentes ámbitos hicieron hincapié en la necesidad de continuar el análisis y debate sobre la problemática de la autonomía infantil, así como de desarrollar proyectos que fomenten su desarrollo y mejorar los estudios e investigaciones sobre el tema de forma sostenida.

El documento de trabajo puede descargarse en este link.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Ciudades al límite: hacia una agenda local de desarrollo sostenible

15 noviembre, 2024

IDUF

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue el escenario del evento “Ciudades al Límite: Hacia una Agenda Local de Desarrollo Sostenible”, organizado por el IDUF y CEMUPRO.

Este encuentro reunió a referentes de gobiernos locales, instituciones intermedias, empresas privadas y el ámbito académico con el propósito de debatir y diseñar políticas urbanas orientadas a fortalecer el desarrollo sostenible en Argentina.

Entre las ponencias principales, moderadas por Hernán Roitman, especialista de sostenibilidad del IDUF, se presentaron Enzo Cravero (Bio Córdoba) que disertó sobre Economía circular como motor del desarrollo sostenible; Cecilia Mijich (Subsecretaria de Energía Renovable y Eficiencia Energética de Santa Fe), que compartió la experiencia sobre el etiquetado de viviendas y eficiencia energética implementada por el gobierno provincial y Alejandro Bobeda (Ceamse), que expuso sobre la Producción de biogás a partir de residuos sólidos urbanos.

En el marco del encuentro, una mesa redonda integradora promovió un diálogo enriquecedor entre representantes de fundaciones, empresas privadas, académicos y gobiernos locales. Este espacio permitió la construcción de consensos y el diseño de una hoja de ruta colaborativa enfocada en optimizar la gestión de recursos desde lo local, con especial énfasis en la valorización de residuos, la promoción de energías renovables y el fortalecimiento de la economía circular.

Además, participaron del encuentro el legislador Matías Lammens y el Diputado Nacional Esteban Paulón, que resaltaron el papel fundamental de los gobiernos subnacionales en la implementación de estrategias sostenibles, teniendo en cuenta el consenso mundial que existe respecto de la importancia de combatir coordinadamente desde todos los niveles de gobierno, los efectos del cambio climático. El evento concluyó con una reflexión a cargo del presidente de CEMUPRO, José Luis Felice y el Director del IDUF, Manuel Socías, quienes destacaron el potencial transformador de las ciudades como motores del desarrollo sostenible y enfatizaron la urgencia de abordar estas problemáticas de manera integral y con visión estratégica.

La jornada reafirmó el compromiso de los actores presentes con la acción climática inmediata, la innovación y la búsqueda de soluciones colaborativas que permitan transformar los desafíos urbanos en oportunidades de desarrollo para todo el país.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Consumos digitales en la infancia: de la calle a la pantalla

19 septiembre, 2024

Florencia Casabella

En los últimos años, el uso de la tecnología viene creciendo en la vida de niños y niñas de manera exponencial y esto ha venido acompañado de un aumento en las consultas relacionadas al uso y consumo problemático de las pantallas en la infancia. Por otro lado, la sobreprotección hacia las infancias ha modificado radicalmente la manera en que se percibe su independencia, especialmente en los espacios públicos. Este cambio de perspectiva, combinado con el auge de la tecnología, ha hecho que los espacios físicos cedan terreno a los virtuales. Las calles se vacían, mientras las pantallas ocupan ese espacio.

La vida en cuarentena trajo consigo cambios significativos en los hábitos de las personas, desafiando concepciones previamente incuestionables. En la vida de niños y niñas, el uso de la tecnología se incrementó considerablemente, no solo con fines recreativos, sino también educativos. Sin embargo, esto ha venido acompañado de un aumento en las consultas relacionadas con el uso y consumo problemático de la tecnología en la infancia.

En primer lugar, es importante considerar el uso de la tecnología con fines recreativos como una opción más entre otras. Del mismo modo en que dedicamos tiempo a elegir un juguete, un juego de mesa o un libro que fomente el aprendizaje o la estimulación en el desarrollo de nuestros hijos, podemos asumir un rol activo en la selección y acompañamiento de lo que vivencian a través de la tecnología. Acompañarlos mientras ven series o películas, o permitirles que nos muestren a qué juegan o qué les gusta de lo que aprenden, es una manera de integrar la tecnología en su desarrollo y en nuestro vínculo con ellos.

Otro aspecto a considerar es limitar la oferta de dispositivos electrónicos portátiles, para evitar que la demanda por su uso sea constante y en cualquier contexto. Al contrario, el uso de computadoras y televisores puede circunscribirse al hogar, limitando el uso de la tecnología y facilitando su socialización en otros entornos.

El tiempo frente a la tecnología: ¿qué es lo óptimo?

La Sociedad Argentina de Pediatría recomienda que los niños no utilicen pantallas hasta los dos años. Sin embargo, la realidad muestra que comienzan a interactuar con la tecnología a una edad muy temprana y con una intensidad diaria significativa. No obstante, el uso de la tecnología no debería medirse únicamente en términos de tiempo. Más que enfocarnos en reducir el tiempo que los niños pasan frente a la tecnología, lo importante es asegurar que esta no sea la única actividad que realicen. Es crucial ofrecerles alternativas para su entretenimiento y permitir que se aburran, ya que el aburrimiento es fundamental para que surjan el juego y la imaginación.

En un mundo donde se presiona de manera constante a los niños para que estén haciendo algo, ya sea jugando, haciendo tareas o ejercitándose, se les priva de la posibilidad de aburrirse. El aburrimiento es esencial para su desarrollo, ya que permite que la creatividad y el juego florezcan. Los juegos, la lectura, la actividad física, el deporte, y también la tecnología, son igualmente importantes para el desarrollo subjetivo.

El impacto de la tecnología en la autonomía infantil

En los últimos años, la sobreprotección hacia la infancia ha modificado radicalmente la manera en que se percibe su independencia, especialmente en los espacios públicos. Lo que antes era habitual —ver a niños y niñas jugando en la calle— hoy se ve como un riesgo. Este cambio de perspectiva, combinado con el auge de la tecnología, ha hecho que los espacios físicos cedan terreno a los virtuales. Las calles se vacían, mientras las pantallas ocupan ese espacio, percibidas como un entorno más seguro. Sin embargo, esta sensación de seguridad es engañosa.

El uso extendido de la tecnología ha contribuido a que los niños pierdan autonomía fuera del hogar. Pasan más tiempo interactuando con dispositivos que explorando el mundo real, lo que les priva de valiosas oportunidades de socialización y aprendizaje autónomo. Aunque la tecnología ofrece entretenimiento y recursos educativos, no puede reemplazar la importancia de las experiencias vividas en los espacios públicos, donde los niños desarrollan habilidades clave para su crecimiento personal y social. Es por eso que se recomienda favorecer que niños y niñas recuperen la autonomía para circular en espacios públicos a edades tempranas, promoviendo una mayor conexión con su entorno y reduciendo su dependencia de la tecnología.

Lic. Florencia Casabella – Psicóloga (M.N. 57.008)
Presidenta Fundación Potenciar Argentina

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Ramón Lanús

17 septiembre, 2024

IDUF

El intendente de la ciudad de San Isidro, provincia de Buenos Aires, comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad? 

Nuestra misión para estos 4 años de gestión es clara: mejorar la vida de todos los sanisidrenses. Para ello tengo tres prioridades concretas: la seguridad, la mejora del espacio público y la modernización en el servicio municipal. Son prioridades que no las fijamos nosotros, sino que responden a haber escuchado los principales problemas y necesidades de nuestros vecinos. Queremos que San Isidro vuelva a ser un lugar seguro en el que volvamos a vivir tranquilos, con espacios públicos para disfrutar en familia y con amigos, e innovador donde hacer trámites sea fácil, sencillo y rápido y que los impuestos se vean reflejados en un servicio público de calidad por parte del Municipio. Se suma un desafío que es el de lograr estos objetivos en un contexto nacional de emergencia social y económica. Sabemos del esfuerzo que están haciendo los vecinos, y los argentinos en general, por eso queremos dar servicios de calidad cuidando el mango. En esa línea, estamos reduciendo el gasto público,fomentando la competencia entre proveedores para bajar los precios y aumentando la transparencia en las compras del gobierno. Nuestro norte es y será brindar servicios de alta calidad al vecino, al mismo tiempo que nos aseguramos el uso eficiente de los recursos públicos. Queremos hacer, gastando menos y cumpliendo el compromiso de bajar las tasas en términos reales. Para ello hay que administrar lo público con austeridad. 

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana? 

Creo que la mejor herramienta para lograr cambios profundos, que hacen a la convivencia y a la integración social en las ciudades, es la educación. Toda convivencia además requiere necesariamente de reglas claras y que las mismas se cumplan. El ejemplo más contundente de esto, y por lo que estamos trabajando todos los días en San Isidro, es el cumplimiento de la Ley y la lucha contra la inseguridad. También me parece fundamental, para que los cambios perduren, la participación ciudadana. En esa línea, estamos incluyendo metodologías participativas en la gestión. Solo por citar un ejemplo, hace unos meses implementamos el sistema “Ojos en Alerta”, una herramienta que facilita el contacto directo entre los vecinos de San Isidro y el Centro de Operaciones Municipales con el objetivo de dar respuestas rápidas y efectivas ante emergencias, denuncias o acciones sospechosas. Por último, pero no menos importante para la convivencia, es la ejemplaridad de quienes cumplen la función pública, que lo hagan con vocación de servicio, con honestidad y transparencia. 

Pensando en largo plazo, ¿Cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones? 

Para garantizar el desarrollo y las oportunidades de las próximas generaciones, creo que una ciudad tiene necesariamente que ser segura, para que la gente pueda vivir tranquila. En segundo lugar, tiene que ser sostenible, con sus cuentas públicas en equilibrio, sin déficit fiscal, donde la regla sea el cuidado y la eficiencia de los recursos que son de todos. El objetivo debe ser reducir el gasto público para poder bajar los impuestos y las tasas que hoy en día frenan la productividad del sector privado. Las ciudades además tienen que ser inclusivas: hay que igualar oportunidades y ayudar a lograr una sociedad más integrada. En esa misma línea, creo que la gestión de las ciudades debe ser participativa, horizontal, cercana. Quienes gobiernan deben escuchar a sus vecinos, entender sus demandas y problemáticas, y sobre ello construir soluciones y generar los espacios y mecanismo para que los ciudadanos también participen del diseño de las mismas, que sean protagonistas. La ciudad debe además ser moderna, aprovechando los avances de la tecnología para mejorar sus servicios. Las ciudades deben agilizar sus trámites, para que éstos puedan hacerse de manera fácil y rápida sin necesidad de hacer filas, visitar oficinas ni perder tiempo. Las ciudades también deben digitalizar y abrir sus expedientes, procesos de compra, con la “transparencia” como valor fundamental que atraviese a toda la gestión. El mundo está en el proceso de revolución tecnológica más importante de la historia de la humanidad. Es probable que en los próximos 2 años vivamos en un mundo muy diferente al que conocemos. El desafío para los gobernantes es estar a la altura para lograr que todo lo positivo que va a suceder llegue a nuestras comunidades, eliminar todas las trabas que se puedan presentar y sacarle la pata de encima al sector privado para que pueda innovar.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

La vida urbana: una cuestión de tiempos, cuidados y bienestar

5 septiembre, 2024

Inés Albergucci

¿Podemos imaginar una forma diferente de utilizar nuestro tiempo? ¿Cómo diseñamos ciudades que, a través de políticas, infraestructuras y servicios, liberen tiempo y propicien el bienestar? ¿Qué dinámicas territoriales y socioeconómicas actuales condicionan la organización del tiempo en la vida urbana?

En un mundo donde el tiempo parece escurrirse entre las manos, entender cómo lo utilizamos puede ser una puerta de entrada para diseñar ciudades que promuevan el bienestar de sus habitantes.  Durante su reciente visita a Buenos Aires, Nick Srnicek, coautor de “Después del Trabajo. Una historia del hogar y la lucha por el tiempo libre” junto a Helen Hester, enfatizó “No podemos tener libertad, sin tiempo libre”. Srnicek cuestiona la concepción neoliberal de la libertad, que se basa en el deseo irrestricto a bienes y servicios disponibles en el mercado, ignorando que millones de personas dedican 50 o 60 horas semanales al trabajo para sobrevivir.

¿Podemos imaginar una forma diferente de utilizar nuestro tiempo? ¿Cómo diseñamos ciudades que, a través de políticas, infraestructuras y servicios, liberen tiempo y propicien el bienestar? ¿Qué dinámicas territoriales y socioeconómicas actuales condicionan la organización del tiempo en la vida urbana?

En un documento de trabajo sobre Uso del Tiempo elaborado desde el Instituto de Desafíos Urbanos (IDUF) analizamos la Encuesta de Uso del Tiempo 2023 de la Ciudad de Buenos Aires y resaltamos sus aspectos más significativos. Este estudio nos permite explorar cómo distribuimos nuestro tiempo entre trabajo remunerado, no remunerado y actividades personales, y cómo estas dinámicas se entrelazan con las desigualdades de género, la organización social del cuidado y la calidad de vida urbana.

 La organización social del cuidado: una tarea desigualmente compartida

Los datos evidencian una persistente brecha de género en la distribución del trabajo no remunerado. Las mujeres seguimos siendo las principales responsables del trabajo doméstico y de cuidado, dedicando casi el doble de tiempo que los varones a estas tareas.  Esta desigualdad impacta profundamente en la inserción laboral de las mujeres, limitando su acceso a trabajos bien remunerados y estables, y reduciendo sus posibilidades de disfrutar de tiempo libre. En promedio, las mujeres porteñas trabajamos aproximadamente 23 días más al año que los varones de la ciudad..

La disparidad en la carga de trabajo no remunerado es especialmente aguda en los hogares de menores ingresos. En los hogares del quintil más bajo, las mujeres dedican en promedio 7 horas y 50 minutos al día a tareas no remuneradas, mientras que los hombres apenas superan las 4 horas. Esta brecha no es solo una cuestión de tiempo, sino también de acceso a oportunidades de desarrollo personal y económico, perpetuando ciclos de pobreza y exclusión.

El cuidado es una necesidad fundamental de cualquier sociedad. “El futuro del trabajo no está en los programadores, sino en los cuidadores”, afirma Srnicek, subrayando la importancia de los sistemas de reproducción social y las dinámicas laborales actuales. 

En nuestra ciudad, un tercio de la población vive en hogares con algún miembro que requiere cuidados, y esta proporción probablemente aumente. Actualmente, la provisión de cuidado recae casi en su totalidad en los hogares, con menor participación de las redes comunitarias, el mercado y el Estado. Mientras que en el norte de la Ciudad, el mercado juega un papel más destacado en la provisión de cuidados, en el sur y el centro, la comunidad y el hogar son los principales actores. Estas diferencias reflejan no solo desigualdades económicas, sino también las diferentes formas en que las comunidades, el mercado y el accionar del Estado se organizan para enfrentar las demandas de cuidado.

¿Cómo podemos reinventar políticas urbanas que integren redes de apoyo comunitario y mejoren los servicios públicos de cuidado con una perspectiva territorial? ¿Qué enfoques contribuirían a una mayor cohesión social mediante una redistribución más justa del tiempo?

Imaginar ciudades que cuidan y equilibran el tiempo

¿Por qué, a pesar del avance tecnológico, no disponemos de más tiempo libre? Las horas dedicadas al trabajo remunerado y no remunerado siguen en aumento. La promesa del “fin del trabajo” debido a la tecnología ha sido, una vez más, incumplida. Hester y Srnicek señalan que la historia del hogar y la tecnología demuestran cuán lejos estamos de liberar tiempo. Su propuesta gira en torno a tres principios: cuidado comunal, lujo público y soberanía temporal.

¿Pueden estos principios materializarse en nuestras ciudades? ¿Cómo imaginamos políticas, espacios, infraestructuras y servicios que liberen tiempo y promuevan el bienestar?

Durante su charla magistral El futuro del trabajo: espacios urbanos, tecnologías y uso del tiempo en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, Srnicek presentó casos de diferentes ciudades del mundo que contribuyen o han contribuido a formas de cuidado colectivo y a desmercantilizar necesidades, liberando así el tiempo de sus habitantes. Entre ellas, mencionó a la política de turismo social de nuestro país. Los Complejos de Chapadmalal y Embalse, que como infraestructura público-estatal pueden ser un emblema de lujo público de mediados de siglo XX, en tanto apuntan al disfrute del tiempo libre y cómo el Estado puede promover la posibilidad de que los trabajadores puedan acceder a las vacaciones, independientemente de sus condiciones socioeconómicas.

Entre el cuidado comunal y la soberanía del tiempo, aparecen las “Manzanas del Cuidado” como una política impulsada por la Ciudad de Bogotá capaz de abordar los desafíos de la organización social del cuidado, la desigualdad de género y el disfrute del tiempo libre de mujeres cuidadoras También es relevante el Sistema Nacional de Cuidados del Uruguay, que como país pionero en la región ha estructurado su política en torno a la institucionalidad existente en materia de infancias, seguridad social, discapacidad, personas mayores y ha incorporado políticas específicas destinadas a cuidadoras – remuneradas y no remuneradas –  en materia de formación y capacitación, como también nuevos Centros de Educación y cuidados en acuerdo con sindicatos y empresas que implican corresponsabilidad entre sectores público, privado y la comunidad, otorgando una perspectiva universalidad al sistema.

Estas iniciativas son una pieza fundamental de política pública en un contexto de cambio demográfico que atraviesan las grandes ciudades de la región. También resultan aportes a los problemas de productividad, del mundo del trabajo y a la sostenibilidad de los sistemas de reproducción social. Estas iniciativas, junto a diseños urbanos más sostenibles, tendencialmente más públicos, pueden contribuir a nuevas sociabilidades, a mayor bienestar, y a un disfrute más colectivo del tiempo libre. 

Un dato significativo de la última Encuesta de Uso del Tiempo de la Ciudad revela un aumento significativo del tiempo que dedicamos al uso de medios de comunicación, especialmente a través de dispositivos móviles, de modo individual. Al mismo tiempo, una disminución del tiempo que dedicamos a actividades voluntarias y comunitarias; lo que refleja un cambio en la manera en que nos relacionamos con el entorno. Si bien los medios de comunicación y las redes sociales ofrecen formas nuevas y valiosas de conectarnos, no podemos ignorar los efectos que esta transición tiene en la cohesión social, en la construcción de sentido de comunidad en el entorno urbano y en los usos del espacio público.

Al respecto, un gran potencial pueden tener los espacios públicos de nuestra Ciudad para otorgar vitalidad a la convivencia urbana, conformar escenarios donde se desarrollen diferentes actividades sociales, culturales, recreativas, deportivas y ofrecer espacios de participación y creación. Buenos Aires ha tenido y tiene una gran cantidad de iniciativas de participación ciudadana que han generado políticas urbanas destinadas a ampliar la existencia de los mismos. Los espacios verdes son muy valorados por los habitantes de la Ciudad, aunque la desigualdad en el acceso, el uso, la distribución y la calidad de los mismos es un asunto pendiente como en buena parte de las ciudades de Latinoamérica. 

Es un imperativo crear entornos urbanos que inviten a la convivencia. Es necesario apoyar las iniciativas comunitarias que promuevan la participación ciudadana y construir ciudades en las que el bienestar sea una realidad cada vez más tangible. Imaginar nuevos posibles en nuestras ciudades, que hagan de la vida urbana una experiencia de mayor calidad, bienestar y libertad, a partir del conocimiento profundo sobre nuestras dinámicas de uso del tiempo, las formas de organización social del cuidado, las necesidades y aspiraciones de la población, y la recuperación de antecedentes de políticas públicas o de iniciativas comunitarias existentes en la región, es la tarea que debemos asumir.

 Inés Albergucci

Integrante del Instituto de Desafíos Urbanos (IDUF)

Lic. en Trabajo Social (FSoc-UBA)

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Los futuros del trabajo: Tecnologías, espacios urbanos y uso del tiempo

30 agosto, 2024

IDUF

Ante más de 500 participantes, Nick Srnicek brindó una conferencia magistral en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en la que analizó cómo y por qué está surgiendo este nuevo paradigma de trabajo, junto con los importantes desafíos que plantea para las sociedades, las comunidades y las familias.

El profesor de economía digital del Departamento de Humanidades Digitales del King’s College en Londres inició su presentación buscando dar respuesta a una pregunta sencilla pero esencial: ¿Cómo pasaremos nuestro tiempo en el futuro?Si observamos a algunos de los principales pensadores del pasado, creían que dedicaríamos nuestro tiempo al ocio, persiguiendo nuestros propios intereses y avanzando en el desarrollo de la humanidad“.

Esta visión optimista del tiempo libre, según el autor, fue usurpada por un miedo a los impactos de la automatización. “Muchos han pronosticado que una inevitable ola de automatización, basada en nuevos desarrollos en el aprendizaje automático y la robótica, está a punto de inundar el mercado laboral y reducir drásticamente el número de empleos disponibles para los humanos“. Señaló que, en lugar de un futuro en el que se satisfacen las necesidades básicas de todos y somos libres de dedicar una creciente parte de nuestras vidas a hacer lo que queremos, “ahora la preocupación es que la IA y los robots arrojarán a los trabajadores a las filas del desempleo, donde una población en crecimiento luchará por llegar a fin de mes“.

Si bien la respuesta a esta amenaza suele ser argumentar la necesidad de reentrenar a los trabajadores para la era digital, Srnicek considera que -bajo las tendencias actuales- nuestro futuro más probable implica pasar nuestro tiempo cuidando, no programando. “La evidencia sugiere que el futuro del trabajo está cada vez más orientado hacia el trabajo de reproducción social: el trabajo de cocinar, limpiar y cuidar que se requiere para reproducir una sociedad. De hecho, muchos países ya dedican una gran cantidad de tiempo a este trabajo“.

Durante su conferencia, Nick examinó la historia del hogar en el último siglo, desde la llegada del agua corriente hasta los electrodomésticos y los hogares inteligentes, mostrando cómo los esfuerzos repetidos por reducir la carga de este trabajo han enfrentado una variedad de barreras, desafíos y retrocesos.

El autor canadiense concluyó considerando nuevas posibilidades para el futuro, rescatando ideas abandonadas de visionarios anti-labores domésticas y esbozando un camino hacia un verdadero tiempo libre para todos, donde cada persona tenga la libertad de perseguir sus pasiones. “Un proyecto de este tipo requerirá repensar nuestros arreglos de vivienda, nuestras expectativas y nuestras ciudades“, expresó.

La conferencia magistral fue en el marco de la primera edición del ciclo de clases magistrales “Ciudades al límite: Desafíos y oportunidades del presente para construir un futuro urbano sostenible” del IDUF, y fue organizada de manera conjunta con la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, Caja Negra y la Secretaria de Vinculación Estratégica de la UBA.

Durante la jornada, además, la UBA entregó a Srnicek el título de Profesor Honorario. 

Resumen de la jornada en nuestra cuenta de X

La conferencia completa quedará subida en el canal oficial de YouTube del IDUF.

Observatorio de la Vida Urbana

Los primeros de nosotros

12 agosto, 2024

IDUF

El Índice de Emancipación (IDE), elaborado por el Instituto de Desafíos Urbanos Futuros, marca el inicio de una serie de investigaciones más amplia enfocada en el acceso a la vivienda.

Nos encontramos ante una sociedad y un país cada vez más inquilinizados que, en los últimos 20 años, vio crecer el porcentaje de inquilinos: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) los inquilinos pasaron del 22% al 36%. El abordaje de esta realidad requiere de una perspectiva de futuro para prepararnos para los desafíos que inevitablemente vendrán. 

El IDE tiene el propósito de brindar una herramienta de análisis sobre las posibilidades de los y las jóvenes de la CABA para emanciparse del hogar familiar mediante el acceso a la vivienda en alquiler.

Desde el IDUF planteamos una serie de preguntas que, lejos de querer responder únicamente con este informe, creemos que debemos empezar a pensar de forma colectiva. ¿De qué manera podría el Estado ayudar a los y las jóvenes a lograr esta emancipación? ¿Es necesario desarrollar programas de ayuda específicos para jóvenes? ¿De qué forma pueden mejorarse las oportunidades laborales para que los ingresos sean suficientes?

Creemos fundamental que el Estado y los actores privados aúnen esfuerzos para crear las oportunidades para que los y las jóvenes puedan emanciparse plenamente. ¿Estamos dispuestos a asumir este desafío?

Cualquiera sea la orientación que queramos darle a las respuestas a estas preguntas, es fundamental contar con estadísticas y datos de acceso público como insumos de la discusión técnica y política. De esta forma, sostener en el tiempo el esfuerzo de la producción de datos debe ser una política común a todos los gobiernos.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Mónica Fein

11 agosto, 2024

IDUF

La ex intendenta de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad?

Contar con un buen diagnóstico participativo. Es importante conocer en profundidad las necesidades de cada barrio y de la ciudad en general, para lo cual es necesario desarrollar procesos participativos escuchando las voces de las instituciones, vecinos y vecinas. En las grandes ciudades, como Rosario,  que han desarrollado una política descentralizada,  la gestión de proximidad encauzada desde cada distrito se torna fundamental.

Desarrollar “Planes Generales” y “Planes de Distrito”. Sobre la base de un ajustado diagnóstico, definir las principales acciones y proyectos a desarrollar en un corto, mediano y largo plazo aseguran mayor previsibilidad, eficacia y aceptación de la gestión. 

Poner a prueba nuevos mecanismos para la ejecución de proyectos. La actuación público/privada, la asociación con instituciones barriales, y el uso de formas consorciadas pueden resultar de ayuda para agilizar y hacer más eficientes las acciones a desarrollar. 

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana?

En términos generales, la convivencia urbana se podrá mejorar a medida que se puedan disminuir las diferencias existentes entre los distintos núcleos poblacionales.

En términos particulares, es importante conocer y entender las demandas de la población perteneciente a diferentes grupos etarios, visualizando sus vivencias y respondiendo a sus expectativas respecto a las formas de vivir en la ciudad. 

También es importante darle un lugar especial a los reclamos de género generando lugares seguros y garantizando a la mujer la accesibilidad en proximidad a los servicios básicos, para facilitar su inserción y desempeño en el ámbito laboral. 

Otro punto a considerar son las infancias. En este sentido, la ciudad de Rosario lleva más de una década pensándose con los niños y las niñas, proyecto del pedagogo Francisco Tonucci, quien entiende la importancia de esas voces para planificar una Ciudad.

La atención a los adultos mayores constituye hoy un importante desafío. La pandemia nos dejó como enseñanza, entre otras muchas cuestiones, la necesidad de repensar la forma de atención de los adultos mayores. Hoy en el mundo se analiza, particularmente, la incorporación de nuevas pautas de diseño para abordar la construcción de los lugares de residencia.

También, a partir de la pandemia, se ha hablado mucho de la “ciudad de los 15 minutos” o “ciudad de cercanía”, retomando y valorando el antiguo concepto de vecindario. Se intenta garantizar que la mayoría de los ciudadanos estén a una distancia de proximidad, caminable y/o en bicicleta, para cubrir sus necesidades básicas de trabajo, compra de insumos diarios, educación, acceso a centros de atención primaria de la salud y recreación, entre otras. 

Nuevamente aparece aquí la intención de crear una ciudad descentralizada, policéntrica y multiservicio, como mencionamos anteriormente.   

Pensando en largo plazo, ¿cómo te imaginas que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones?

Las ciudades deben ser planificadas. Muchas veces afirmamos que la ciudad de Rosario es producto de sus planes. Varios Planes Urbanos (desarrollados desde 1930 hasta la actualidad) y tres Planes Estratégicos (elaborados en la última década) dejaron sus huellas en la ciudad favoreciendo significativos procesos de cambio. La Planificación Estratégica constituyó para la ciudad una manera de impulsar un proceso de construcción colectiva, estableciendo acuerdos cimentados sobre la base de diferentes miradas. La experiencia desarrollada permitió incorporar a lo largo de los años transcurridos múltiples perspectivas legitimando propuestas de manera transparente, horizontal y abierta. Su inclusión significó producir cambios en el sector público, modificar conductas en el sector privado y visualizar de un modo distinto a las organizaciones de la sociedad civil.

Las ciudades deben ser inclusivas. Es indispensable la atención de las diferencias barriales con la apuesta a una distribución territorial equitativa de los equipamientos comunitarios (vinculados a la salud, la educación, la cultura,  la recreación y el deporte, los espacios verdes públicos, y a la atención integral de las familias más vulnerables, entre otros). Esto demanda por parte del Estado una reorganización de su estructura institucional y el armado de un modelo particular de gestión de la ciudad. 

Las ciudades deben ser seguras. La seguridad tiene que ser abordada en su sentido amplio. No se trata solo de poner más policías en las calles. Se trata de generar nuevos puestos de trabajo y de capacitar a los jóvenes para que puedan acceder a los mismos. Se trata, fundamentalmente, de mejorar la situación habitacional en los sectores más carenciados generando condiciones de vida digna y garantizando a la población el acceso a los servicios básicos.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Jorge Ferraresi

10 agosto, 2024

IDUF

El intendente de la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires, comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad?

Avellaneda tiene un alto nivel de bienes y servicios que ha generado a partir de construir una matriz económica que le permita tener independencia. Esa independencia económica se hace con un desarrollo territorial que tenga un equilibrio entre lo urbano, lo residencial y el desarrollo productivo. Ese desarrollo productivo nos permite tener en la ciudad una riqueza y ese equilibrio entre la industria, las viviendas, lo urbano y los vecinos se ve reflejado en la aceptación de tener un alto nivel de servicios como por ejemplo el 100% de calles pavimentadas, el 100% de luces led, 100% de agua y cloaca y una posición de servicios del municipio con 17 polideportivos donde participan 25 mil vecinos, 11 centros culturales donde participan más de 1500 vecinos, 39 jardines de infantes, 31 jardines maternales, 5 institutos terciarios de formación cultural, 5 escuelas primarias, 12 sedes de Envión y después un servicio de recolección, de mantenimiento de calles, de uso del espacio público, de recuperación de los espacios verdes donde tenemos un concepto de equidad donde los juegos de todas las plazas son iguales, las luces de todas las plazas son iguales, los pavimentos de las calles son iguales y una inversión muy fuerte en educación donde las escuelas de la ciudad tiene un nivel de infraestructura muy alto acompañado por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires y una política de ayuda y desarrollo de las instituciones con el concepto de gobierno a partir de la comunidad organizada donde los clubes, sociedades de fomento, sociedades extranjeras, bomberos voluntarios, bibliotecas reciben subsidios que les permiten tener óptimas instalaciones donde también muchos vecinos participan a través de distintas instituciones en actividades culturales, recreativas, deportivas que hacen que una ciudad se viva integralmente.

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana?

Ese es el desafío que fuimos forjando desde el principio. Esta es una ciudad mixta que tiene una complejidad desde el punto de vista residencial y el punto de vista industrial pero se compatibiliza a través del resultado de los servicios que se obtienen en a partir de la inversión productiva en la ciudad. La apropiación de la ciudad con estas características es una de las tareas que se realizan a partir de la participación social. Nosotros llamamos una organización municipal a partir de la comunidad organizada donde las instituciones participan de una manera muy activa y desarrollamos entre todos ese crecimiento de la ciudad que nos permite tener hoy los niveles de servicios que mencioné anteriormente.

Pensando en largo plazo, ¿Cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones?

Avellaneda es una ciudad que está muy desarrollada y que tiene ya una planificación muy clara con respecto a lo que hablábamos anteriormente de lo residencial y lo productivo. Estamos en el proceso de consolidar dos parques industriales que nos van a permitir tener mejores condiciones para generar trabajo y esa generación de trabajo nos permite tener una economía mucho más fuerte en la ciudad y una ciudad que empezamos a tener en este desarrollo futuro una modificación con respecto a la estructura industrial, donde los procesos logísticos van dejando de ser tenidos en cuenta y empezamos a generar esos espacios industriales para industrias que tengan alto valor agregado, procesos tecnológicos y una mirada de futuro que nos permita estar de cara a lo que se viene en un mundo complejo y en una situación de permanente modernización. Estamos en esa tarea y esos son los objetivos que nos planteamos no tanto a largo plazo sino a mediano plazo.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Cultura y desarrollo urbano sostenible

9 agosto, 2024

Juan Aranovich

Las expresiones culturales locales, como las tradiciones, las artes, los festivales y la gastronomía, constituyen un recurso endógeno invaluable para las ciudades. Desde el IDUF entendemos que integrar la cultura a una visión más amplia de desarrollo urbano es fundamental para alcanzar un futuro sostenible e inclusivo.

Cultura y desarrollo urbano sostenible

Introducción

La cultura y la creatividad son componentes fundamentales del desarrollo urbano sostenible. La cultura es un elemento integral de la vida en las ciudades, capaz de moldear las identidades, las relaciones sociales y los paisajes urbanos. Las expresiones culturales locales fortalecen la identidad y el sentido de pertenencia de los habitantes, generando un mayor arraigo y compromiso con sus ciudades.

Desde el Instituto para los Desafíos Urbanos del Futuro (IDUF) entendemos que integrar la cultura a una visión más amplia de desarrollo urbano es fundamental para alcanzar un futuro sostenible e inclusivo. 

Las expresiones culturales locales, como las tradiciones, las artes, los festivales y la gastronomía, constituyen un recurso endógeno invaluable para el desarrollo urbano. Estas manifestaciones culturales no solo fortalecen la identidad y el sentido de pertenencia de los habitantes, sino que también pueden ser aprovechadas para impulsar el desarrollo económico, mejorar la calidad democrática y revitalizar los espacios públicos.

Creemos que es necesario comprender mejor los diversos ecosistemas culturales que existen en nuestro tejido urbano para identificar cuales son los desafíos que se presentan hoy de cara a construir políticas públicas que garanticen el acceso, promuevan la diversidad, aporten al desarrollo de la industria y la generación de empleo. 

Para ello abordaremos algunas de las intersecciones fundamentales donde creemos que el desarrollo cultural puede impactar directamente en la construcción de bienestar, mejorar la convivencia y capitalizar nuevas oportunidades para enfrentar los desafíos urbanos del futuro.

Industrias culturales e Innovación Urbana

Las industrias culturales no solo enriquecen la vida de las personas, sino que también desempeñan un papel fundamental en el crecimiento económico de las ciudades y los países. Al generar empleo, atraer turistas, fomentar la inversión y estimular la innovación, estas industrias contribuyen significativamente al desarrollo económico.

La creación y producción de bienes y servicios culturales requieren de una fuerza laboral calificada, generando numerosos empleos directos en sectores como el diseño, la producción artística, la gestión cultural y la distribución. Además, estas industrias generan empleo indirecto en sectores como el turismo, la hostelería, la construcción y los servicios.

Las ciudades con una rica oferta cultural atraen a un mayor número de turistas, quienes gastan dinero en alojamiento, alimentación, transporte y la adquisición de productos culturales. El turismo cultural se ha convertido en una importante fuente de ingresos para muchas ciudades, contribuyendo a diversificar sus economías.

Las industrias culturales también pueden atraer inversión extranjera directa, ya que muchas empresas multinacionales reconocen el valor de la cultura como un factor de diferenciación y buscan invertir en ciudades con una escena cultural vibrante. Además, el desarrollo de las industrias culturales puede estimular la innovación en otros sectores, al fomentar la creatividad y la generación de nuevas ideas.

Buenos Aires es un ejemplo paradigmático de cómo las industrias culturales pueden impulsar el desarrollo económico y urbano. La ciudad cuenta con una rica historia cultural, una vibrante escena artística y una gran cantidad de eventos culturales a lo largo del año. 

El impacto de las industrias culturales en la economía porteña es central, incluso sin medir el impacto de las actividades asociadas como el turísmo y la gastronomía. 

Según el Informe “Empleo cultural 2022” de Data Cultura del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires: En 2022 el sector cultural generaba 187.496 puestos de trabajo, lo que representa el 7,2% del total del empleo privado en CABA.

El subsector con mayor participación es el “audiovisual” representando el 25,1% de los trabajadores culturales, seguido por “diseño” 19,8%, “publicidad” 14.9% y “libros y publicaciones”10%.

El sector cultural se destaca como uno de los sectores con mayor proporción de empleo joven (23,5% son menores de 30 años, 5,7 pp más que el promedio de CABA). 

No es descabellado suponer que para una ciudad como Buenos Aires, las industrias culturales son uno de los principales motores de su economía. Sin embargo aún no tenemos indicadores de calidad que midan cual es el impacto del sector a nivel local. 

Sabemos también que esta industria emplea jóvenes, fomenta la innovación y el desarrollo sostenible, pero tampoco tenemos herramientas claras para poder entender cual es el impacto real y el potencial de desarrollo y transformación, en términos sociales y ambientales de la misma.

Profundizar sobre el análisis de este ecosistemas y generar herramientas para medir el triple impacto que genera el sector cultural será una de las búsquedas del IDUF. 

La revitalización de los espacios públicos:

La revitalización de los espacios públicos y la creación de ambientes más atractivos y vivibles se ven favorecidas por la cultura, entendida como un tejido social dinámico y en constante evolución. En este sentido, la cultura se manifiesta en los espacios públicos, transformándolos en escenarios de encuentro, intercambio y creación. Las calles, las plazas, los cafés, son prolongaciones del hogar, lugares donde se vive la vida en común. Estos espacios se constituyen como un eje central para combatir la creciente individualización de la vida urbana en las ciudades contemporáneas. 

Helen Nester y Nick Srnicek, en su obra “Después del Trabajo”, nos invitan a repensar radicalmente el concepto de lujo. Tradicionalmente asociado al consumismo desenfrenado y a la exclusividad, el lujo, según estos autores, puede ser reimaginado como un bien accesible a todos, enfocado en mejorar la calidad de vida y el bienestar colectivo.

El lujo público se aleja de la ostentación y la acumulación de bienes materiales para centrarse en la creación de experiencias compartidas y enriquecedoras. No se trata de poseer objetos caros, sino de disfrutar de servicios y espacios de alta calidad que estén al alcance de todos. Este nuevo paradigma del lujo busca democratizar el acceso a bienes esenciales como la educación, la cultura,  la salud, la vivienda y los espacios verdes, transformándolos en bienes públicos de primera calidad.

Al invertir en infraestructuras culturales, como museos, bibliotecas y teatros de primer nivel, y al ofrecer programas culturales gratuitos o a bajo costo, las ciudades no solo enriquecen la vida de sus habitantes, sino que también sino que también convierte a las ciudades en destinos culturales atractivos,  generan un sentido de comunidad y aportan al bienestar urbano. 

Desde el Instituto para los Desafíos Urbanos del Futuro, entendemos que incorporar la dimensión cultural al desarrollo de los espacios públicos es fundamental para aportar a la convivencia y al bienestar en las ciudades. Por eso entendemos necesario profundizar en esta agenda pensándolo en la agenda de las oportunidades para el desarrollo sostenible de las ciudades. 

Participación cultural y calidad democrática.

En la actualidad, la calidad de las democracias a nivel global presenta un panorama complejo y cambiante. Si bien la democracia sigue siendo un ideal ampliamente compartido, diversos factores internos y externos han puesto a prueba su solidez en muchas regiones del mundo

La democracia y la cultura son dos pilares fundamentales para el desarrollo de una sociedad solidaria, próspera y justa. En Argentina, al igual que en el resto de América Latina, la relación entre estos dos elementos ha sido objeto de estudio e interés en las últimas décadas.

Néstor García Canclini, sociólogo argentino-mexicano, describe la participación cultural como “el proceso mediante el cual los individuos y grupos sociales se apropian de bienes culturales, los transforman y los integran en sus prácticas cotidianas, contribuyendo así a la construcción dinámica y plural de la cultura” (García Canclini, 1990). En esta definición, Canclini resalta la acción activa de las personas en la producción cultural, la reinterpretación de significados y la influencia mutua entre la cultura oficial y las expresiones populares, enriqueciendo así la diversidad cultural de una sociedad.

Guillermo O’Donnell, reconocido politólogo argentino, define la calidad democrática como “la vigencia simultánea de un conjunto de instituciones, normas y prácticas que aseguran la presencia y la competencia efectiva de actores sociales en el ejercicio del poder político y la protección de derechos fundamentales” (O’Donnell, 1998). En esta definición, O’Donnell destaca la importancia de la efectividad de las instituciones democráticas, la participación ciudadana significativa y la protección de los derechos como pilares fundamentales de la calidad democrática

Desde el IDUF creemos fundamental explorar el vínculo entre la calidad democrática y la participación cultural en las ciudades de América Latina. La participación en actividades culturales puede fomentar la participación política y fortalecer la democracia. El acceso a espacios culturales donde se promueva el diálogo, la interacción social y la expresión creativa puede empoderar a las personas y motivarlas a participar más activamente en los asuntos públicos.

Para profundizar sobre esta agenda de oportunidad, nos proponemos desarrollar un índice de calidad democrática y participación política en Argentina, usando como referencia el IFCD (Índice de Cultura y Democracia desarrollado por el parlamento europeo), que considere los indicadores más relevantes para el contexto nacional. El objetivo es contar con una herramienta de medición que permita evaluar el estado de la democracia y la participación ciudadana en el país, identificando áreas de fortaleza y desafíos a abordar.

Tecnologías, cultura y ciudades.

Las nuevas tecnologías han tejido una intrincada red que conecta nuestras vidas, nuestras ciudades y nuestra cultura de maneras inimaginables hace apenas unas décadas. Las plataformas digitales, con su capacidad para conectar a personas de todo el mundo y poner al alcance de un clic una inmensa variedad de contenidos, han revolucionado la forma en que consumimos cultura. Películas, música, libros y obras de arte están ahora a solo un clic de distancia, democratizando el acceso a la cultura y generando nuevos hábitos de consumo. Sin embargo, esta personalización algorítmica, si bien cómoda, plantea desafíos como la formación de burbujas informativas y la homogeneización de los gustos culturales.

Paralelamente, la inteligencia artificial está transformando la creación y distribución de contenidos culturales. Desde la composición musical hasta la generación de imágenes, la IA está redefiniendo los límites de la creatividad humana. Sin embargo, esta revolución tecnológica plantea interrogantes fundamentales sobre la originalidad, la autoría y el papel de la tecnología en la expresión artística.

Las ciudades, como epicentros de la innovación y la diversidad, están experimentando una transformación profunda gracias a las nuevas tecnologías. La sensorización, el big data y la inteligencia artificial permiten optimizar el transporte, la gestión de residuos y la eficiencia energética, convirtiendo a las ciudades en entornos más inteligentes y sostenibles. No obstante, es fundamental garantizar que estas tecnologías se implementen de manera equitativa y que no exacerben las desigualdades existentes.

Esta relación entre tecnología y cultura en las ciudades plantea desafíos y oportunidades que entendemos son fundamentales para pensar el futuro de las ciudades, por eso el IDUF se propone desarrollar una serie de debates que nos permitan profundizar la discusión sobre estos temas garantizando dispositivos de intercambio dinámicos que entiendan la velocidad de esta época. 

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Nadia Fernández

8 agosto, 2024

IDUF

La vicepresidenta de la Legislatura de Córdoba comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad? 

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad?

Considero que los principales desafíos son incorporar las perspectivas de los usuarios de esos bienes y servicios, y que se implementen de manera sustentable para garantizar que sean a largo plazo. No se puede soslayar que los usuarios deben ser los primeros en contar con prioridad, aunque también debemos contar con perspectiva ambiental y de sustentabilidad, con el objetivo de que nuestras ciudades sean más habitadas. El paradigma del vivir mejor debe ser el horizonte. Y ese vivir mejor debe pensarse en acciones concretas: mejor infraestructura, regulaciones de tránsito y transporte, mayor perspectiva del usuario respecto al vehículo. La recuperación de espacios públicos en Córdoba es un ejemplo: lugares como la ex cárcel de Encausados, la ex cárcel de barrio San Martín, el Paseo del Buen Pastor, o la antigua Cervecería de barrio Alberdi. Predios que se habían convertido en focos de actividades ilícitas y hoy, luego de un proceso de recuperación y transformación, se convirtieron en espacios de encuentro, esparcimiento y recreación para las comunidades.

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana?

La convivencia urbana puede mejorar considerablemente a partir de la sinergia entre el sector público, entendiendo a éste como proveedor de servicios públicos para los vecinos de cada ciudad, y el sector privado, en tanto actores importantes para garantizar posibilidades concretas de inserción laboral y dinamización de la economía. Pensar en términos productivos contribuye a mejorar la convivencia urbana, concretamente en las inversiones en infraestructura y servicios que deben impactar en mejoras reales para las ciudades y ello mejorará la convivencia.

Pensando en largo plazo, ¿Cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones?

Las ciudades deben ser amigables con sus vecinas y vecinos y deben aportar posibilidades de desarrollo humano para los ciudadanos, con el objetivo de un buen vivir. Que las ciudades tengan acceso a servicios básicos, que estos sean de calidad y que haya perspectiva de los usuarios. Y, por supuesto, no olvidar la sustentabilidad, que sin lugar a dudas podrá generar políticas públicas sostenidas en el tiempo, con impacto concreto y real.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Juan Ibarguren

7 agosto, 2024

IDUF

El intendente de la ciudad de Pinamar, provincia de Buenos Aires, comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad?

Son varios los desafíos que enfrenta Pinamar por una cuestión de contexto socio-económico y características propias de nuestra ciudad. Sin embargo, a nivel infraestructura por ejemplo, nuestra ciudad ha logrado récords históricos en niveles de construcción o habilitaciones comerciales, eso tiene una clara consecuencia positiva en la economía local generando puestos de trabajo durante todo los meses del año en una ciudad que vivía en su mayoría del turismo de verano. Es por ello que este récord de crecimiento poblacional ahora tiene un principal desafío a nivel infraestructura básica como pavimentación, gas natural, residuos, etc. que es en lo que nos encontramos trabajando para lograr estar a la altura. Mucho de este trabajo se hace como un mismo equipo con el sector privado, en proyectos de compensación urbana por ejemplo.

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana?

La convivencia urbana en una ciudad como Pinamar, considero que debe ir de la mano de dos cuestiones clave:

I. El equilibrio con nuestro entorno natural. Si somos una ciudad vibrante que apuesta por un crecimiento habitacional con oportunidades de desarrollo para todos, no debemos olvidarnos del respeto ambiental que nuestra ciudad se merece. Desde la gestión de los residuos hasta la compensación forestal para nuevas construcciones. Es lógica pura: si nuestra ciudad es elegida por cientos de miles de familias por nuestros inmensos bosques y playas anchas para construir sus mejores recuerdos, ¿por qué nos olvidamos de nuestro recurso natural a la hora de seguir creciendo?

II. La creación de un sentido de pertenencia: Pinamar es una ciudad relativamente joven, que se “independizó” de General Madariaga hace tan solo 46 años. Por otro lado, al ser una ciudad que se caracteriza por ser estacional muchos residentes solían mudarse durante el año. Es por ello, que el momento de reforzar nuestra raíces y generar una identidad cultural que nos incluya a todos, es juntamente ahora que Pinamar está más viva que nunca y que no para de recibir familias que nos eligen para mejorar su calidad de vida. Con un sentido de pertenencia claro, la vida en comunidad se disfruta.

Pensando en largo plazo, ¿cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones?

A nivel conceptual, considero que lo más importante es no sentirse cómodo nunca, ni siquiera en los momentos de mayor prosperidad, por el simple hecho de que si dejamos de innovar, de tener ambiciones, de querer seguir siendo cada vez mejores, las ciudades se estancan.
En los momentos de mayor crecimiento y prosperidad es cuando tenemos que estar atentos a cuál sería el próximo paso para comenzar a trabajar en ello. Un claro ejemplo es el de las nuevas tecnologías; si ya no estamos buscando empresas de tecnología que se radiquen en nuestras ciudades para ofrecer puestos de empleo a nuestros jóvenes, lamentablemente vamos a llegar tarde.

Observatorio de la Vida Urbana

Crecer en la ciudad, el desafío de la autonomía de las infancias

6 agosto, 2024

Florencia Abraldes

Si pensamos cómo nos movilizamos en nuestra infancia para ir a la escuela, al club o simplemente resolver una compra en el barrio, en relación a cómo esto mismo ocurre para los niños en la actualidad coincidiremos, con cierta añoranza, en que hubo cambios.

Si pensamos en los modos en que cualquiera de los que estamos frente a este texto nos movilizamos en nuestra infancia para ir a la escuela, al club o simplemente resolver una compra en el almacén del barrio, en relación a cómo esto mismo ocurre para los niños en la actualidad coincidiremos, con cierta añoranza, en que hubo cambios.

Hablar de autonomía refiere a la capacidad de los sujetos para tomar decisiones en un determinado contexto o entorno. En las ciudades esta capacidad se ve limitada por diferentes factores que suelen relacionarse con la condición de los sujetos (edad, género, capacidades físicas o económicas) pero, en definitiva, es el contexto el que puede convertir esas condiciones en limitaciones. Incorporar una mirada inclusiva sobre las capacidades y discapacidades de las personas en el diseño de la infraestructura urbana es una estrategia indispensable para que las condiciones de los sujetos no se conviertan en limitaciones para su autonomía en la ciudad. En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), la Ley N° 962 de 2002 abordó esta problemática, incluyendo la variable etaria como un contexto que puede ser considerado una circunstancia discapacitante. Al respecto, esta normativa considera que los ancianos/as y los niños/as menores de 9 años pueden presentar limitaciones físicas o cognitivas asociadas a su edad que afectan la manera en la que estas personas transitan la ciudad y por lo tanto debe ser tenido en cuenta en el diseño urbano. 

La movilidad independiente de niños, niñas y adolescentes es entendida como la libertad de movimiento sin la supervisión de un adulto y contribuye a su crecimiento y desarrollo, influyendo en la manera de desenvolverse en el ámbito educativo, personal y comunitario (Hillman et al., 1990). La autonomía en los desplazamientos para esta franja etaria genera beneficios en los ámbitos del desarrollo psicológico y social, el juego, la actividad física y la salud (Shaw et al., 2013), y constituye una herramienta fundamental para aumentar la autoestima, desarrollar la responsabilidad, las habilidades sociales, resolver problemas, orientarse espacialmente y fomentar el desarrollo de la capacidad de aprender afrontando nuevos desafíos. 

En el caso de la CABA, si observamos el Índice Ciudad de las Infancias publicado por el Gobierno local en octubre de 2023, vemos que el distrito cuenta, en términos generales, con valores aceptables de distribución geográfica de la oferta educativa, recreativa y cultural para los niños, niñas y adolescentes. El estudio en cuestión consistió en el análisis de tiempo de viaje y distancia hacia los principales lugares de asistencia de los niños y niñas: escuelas, parques, centros deportivos, culturales y otros equipamientos, tomando como unidad de análisis cada una de las manzanas que integran las 15 comunas de la ciudad. 

El análisis de sus resultados nos permite afirmar que, si bien existen zonas con mejor acceso a determinados servicios o infraestructuras, sería erróneo pensar que existe a priori un problema de distancias u oferta de transporte que condicione negativamente la circulación y/o desplazamientos de los niños y niñas a las instituciones educativas o de recreación. A modo de ejemplo, en torno a la cuestión escolar, el subíndice “Vamos al cole” muestra que sólo el 7% de las manzanas de la ciudad cuentan con valores bajos, muy bajos o críticos, es decir, que los establecimientos educativos se encuentran a más de 15 minutos. Y considerando el subíndice “Nos movemos seguros” en el que se describe la situación de la movilidad de las infancias en la Ciudad de Buenos Aires a partir de la evaluación de la accesibilidad a medios de transporte, la proximidad a senderos seguros y su percepción acerca de estos, concluimos en que la Ciudad registra un 56 % en niveles óptimos y muy buenos y 32 % bueno. Sin embargo, cuando se incluye la percepción de los niños y niñas se destaca la hostilidad en la cantidad y velocidad del tránsito y las calles concurridas en exceso, en donde las dimensiones y los espacios no se acomodan a su andar. 

Tal como es expresado en la presentación del propio Índice de las Infancias del GCBA, no podemos perder de vista que las distancias no nos dicen nada en torno a las decisiones y contextos en los que los niños y sus familias habitan la Ciudad. ¿Los chicos y chicas asisten generalmente a la escuela más cercana? ¿Si el establecimiento queda a una distancia corta, debemos siempre pensar que los chicos que asisten a la primaria van caminando o solos? Además de los traslados a la escuela, ¿los chicos son asistidos por adultos en otras actividades que forman parte de su rutina? ¿De qué manera la mirada que los padres y madres tienen sobre la Ciudad o la sociedad incide en la forma en la qué las chicas y los chicos inician el camino hacia su autonomía en el espacio público? ¿Qué rutinas y hábitos favorecen el desarrollo autónomo de las infancias en la ciudad?

Si bien el Índice es un aporte para diagnosticar la configuración de los espacios y opciones de tiempo de viaje en términos generales, debemos remontarnos al artículo “Infancias y Autonomías: condicionantes de la movilidad independiente en el área Metropolitana de Buenos Aires” (De Grande et al, 2021) en el que se analiza la Encuesta de Movilidad Domiciliaria del área Metropolitana AMBA (2010), para conocer cuestiones que involucran las prácticas familiares y decisiones en torno a las formas en las que los niños y niñas realizan sus desplazamientos. Los resultados de dicha encuesta indican que un 38,8 % de los niños de entre 6 y 12 años asistieron a la escuela con adultos del hogar, un 8,5 % lo hicieron sin adultos del hogar pero con servicio contratado (remis, taxi, transporte escolar) y el resto de las respuestas indicaron que los chicos asistieron acompañados por sus hermanos mayores u otros compañeros.

Si entendemos también que parte de la autonomía en las infancias se vincula a la posibilidad de hacer uso del espacio público, tanto en su movilidad como en su permanencia, es importante observar cuál es la percepción de la ciudadanía respecto de los espacios públicos de la ciudad. En este sentido, un informe reciente elaborado por el Instituto de Políticas Públicas para Buenos Aires (2024) sobre el disfrute del espacio público, entendido como el acceso y el derecho a disfrutar del mismo, consultó respecto de las razones por las cuales las personas que viven en CABA no hacen uso de las plazas y parques. La respuesta principal del conjunto de los encuestados fue por la percepción de inseguridad en estos espacios públicos (33%). Cuando se observan las respuestas por franja etaria, vemos que la cuestión de la seguridad explica en un 37,8% la falta de uso de espacios públicos en chicos y chicas de entre 16 y 24 años. Si bien este grupo etario representa a adolescentes y jóvenes, pero no a los niños, resulta revelador comprender la mirada que buena parte de ellos tienen respecto de las plazas y parques y cual es el motivo principal por el cual manifiestan no hacer uso de ellos.

Tradicionalmente las plazas y parques fueron el escenario principal de interacción y juego para las infancias, así como también espacios de socialización para las personas que cuidan a niños y niñas y viven en un mismo barrio. La percepción de inseguridad en plazas y parques impacta negativamente en su uso y, aun si no hay evidencia de que sea un factor determinante o excluyente, incide también en la forma de configurar los hábitos de los niños y niñas por fuera del horario escolar. Distintos especialistas en salud mental e infancia han indicado que la actual tendencia a reemplazar las actividades recreativas en espacios públicos por el juego virtual en el hogar o por las actividades extraescolares dirigidas (culturales, deportivas o incluso de formación extracurricular), pueden resultar limitantes para el juego libre y la interacción espontánea en la infancia. El encuentro en espacios públicos y la participación de instancias comunitarias, son rutinas que están siendo parcialmente reemplazadas por un aumento en el uso de dispositivos electrónicos en los hogares y la interacción en redes sociales. La transformación de la vida social hacia entornos digitales contribuye a la reconfiguración del capital social y del sentido de comunidad. La disminución del peso de los ámbitos de participación barrial y/o presencial en las infancias nos hace pensar en nuevas lógicas y formas de desarrollo del capital social donde la virtualidad comienza a impactar en los sentidos y espacios de la socialización infantil.

Teniendo en cuenta estas premisas y considerando la importancia de problematizar de qué manera los niños y niñas transitan su camino hacia la autonomía en el uso de los espacios públicos y equipamientos de la ciudad resulta pertinente indagar sobre los hábitos, percepciones y preocupaciones que tienen las familias porteñas en relación con esta problemática. Tener mayor claridad y evidencia en relación a la autonomía de los niños y niñas en sus actividades cotidianas, poniendo el foco en sus desplazamientos por la Ciudad, identificando las barreras que los limitan o postergan su desarrollo independiente permitiría identificar las oportunidades para potenciarlo. Impulsar el diseño de programas y políticas que nos lleven a un cambio estructural que garantice a los niños y niñas disfrutar de una infancia plena, saludable, autónoma y segura es un desafío al que nos enfrentamos como ciudad.

Florencia Abraldes.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Emiliano Fernández Recalde

5 agosto, 2024

IDUF

El intendente de la ciudad de Gobernador Virasoro, provincia de Corrientes, comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad?

Los desafíos actuales que se le presentan a Virasoro para mejorar la provisiones de bienes y servicios están vinculados por un lado a cuestiones infraestructurales como mejoras en las rutas nacionales 14 y 120 y en los caminos rurales, corazón de la producción; en la necesidad de contar con gas natural, energía subsidiada a la producción y la industria, la finalización del puerto de Ituzaingó y la construcción de una línea férrea que conecte la producción de la ciudad con dicho puerto. Por otro lado, el crecimiento demográfico y el boom de inversiones que vive hoy la ciudad, en la cual existen 8 países del mundo invirtiendo, lo que ha convertido a Virasoro en unas de las ciudades de la Argentina donde más creció el empleo privado registrado y donde más inversiones greenfields recibió (cerca de 500 millones de dólares), requieren de inversión privada en proyectos inmobiliarios, gastronómicos y hoteleros para dar respuestas a la creciente demanda generada por los nuevos trabajadores que llegan a Virasoro.

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana?

La Convivencia Urbana presentará mejoras sustanciales en la medida que exista una planificación de corto, mediano y largo plazo que tenga en cuenta fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades superando los desafíos que se presentan como cuestiones infraestructurales, conectividad, modernización, integración e inclusión. Por otro lado, otra clave es tener una gestión participativa que promueva la confluencia y sinergia de actores en el diseño, implementación y evaluación de las políticas públicas. Tendremos una convivencia urbana optima en la medida que logremos PLANIFICAR, CONECTAR, MODERNIZAR E INCLUIR.

Pensando en largo plazo, ¿Cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones?

3. Las ciudades del futuro, ciudades que garanticen oportunidades de desarrollo para las próximas generaciones deben lograr consolidar un modelo económico y social basado en la Diversificación Productiva e Industrial, en la generación de empleo privado y la atracción de inversiones, la defensa del ambiente y al biodiversidad y en la apuesta a la educación y a la innovación. Con estos pilares existen mayores oportunidades de generar ciudades MODERNAS, INTELIGENTES, INCLUSIVAS, DESARROLLISTAS Y SUSTENTABLES.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Pablo Corsalini

4 agosto, 2024

IDUF

El intendente de la ciudad de Pérez, provincia de Santa Fe comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad?

Nuestra ciudad requiere de fuertes inversiones para garantizar la provisión universal de los servicios públicos, aumentar su conectividad y ofrecer espacios de formación orientados al desarrollo productivo para el distrito. En primera instancia nuestra ciudad requiere de la finalización del acueducto Gran Rosario para lograr el 100% de la red de agua potable, actualmente se encuentra en un 95%. Pero esa obra garantizaría un servicio de calidad para todos los vecinos. Respecto a la conectividad de la ciudad es fundamental la extensión de la avenida segunda ronda que conecta a la autopista Rosario Córdoba y el Aeropuerto Internacional Islas Malvinas, del mismo modo, la transformación en autovía de la Ruta Nacional Nº 33, Rosario-Rufino. Por último, el tercer aspecto sobre el que debe avanzar la ciudad es en desarrollar una opción educativa terciaria o universitaria. Esto potenciará nuestro perfil productivo.

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana?

Generando procesos participativos amplios y con incidencias en territorio. En 2015 asumí como intendente y desarrollamos una serie de reuniones con todos los actores de la sociedad civil, pero también con los vecinos que no se encontraban vinculados a ninguna organización formal o informal. Esto nos permitió confeccionar la agenda 21-21 Estrategia de desarrollo, nuestro proyecto común, el punto de partida para construir la ciudad sostenible que tenemos en el horizonte.
Esta agenda estratégica colabora en la consolidación de la identidad de ciudad, integrando todos los proyectos urbanísticos, económicos y socio-culturales en marcha. Este proceso fue realizado por y para los ciudadanos.

Pensando en largo plazo, ¿Cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones?

Resulta indispensable que cada intervención que se efectúe en una ciudad se piense y forme parte de una estrategia de desarrollo urbano de mayor alcance. Con esta visión de ida y vuelta desde una mirada metropolitana a una local

En esa mirada local es determinante poder generar instancias de diálogo y escucha para conformar los programas de gobierno, la agenda que permita plantear los ejes de desarrollo. Como aspecto superador resulta clave implementar la tecnología para la gestación y supervisión de políticas públicas. Incluir a los vecinos participando activamente en su ciudad. Esa agenda deberá garantizar el desarrollo sostenible con estrategias que beneficiarán a nuestra comunidad en términos ambientales, sociales y económicos

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Ciudades al límite: nos visita Nick Srnicek.

3 agosto, 2024

IDUF

En el marco de la primera edición del ciclo de clases magistrales “Ciudades al límite: Desafíos y oportunidades del presente para construir un futuro urbano sostenible”, el profesor de economía digital del Departamento de Humanidades Digitales del King’s College en Londres, Nick Srnicek, visita Argentina.

En el marco de la primera edición del ciclo de clases magistrales “Ciudades al límite: Desafíos y oportunidades del presente para construir un futuro urbano sostenible”, el profesor de economía digital del Departamento de Humanidades Digitales del King’s College en Londres, Nick Srnicek, visita la Argentina.

La visita de Nick constará de una nutrida agenda de trabajo organizada en conjunto entre el Instituto de desafíos urbanos, la Legislatura porteña, la editorial Caja Negra y la Secretaría de Vinculación Estratégica de la Universidad de Buenos Aires.

Nick Srnicek es un pensador contemporáneo que ha dedicado gran parte de su trabajo a explorar la intersección entre la tecnología, la economía y la sociedad. Conocido por sus ideas provocadoras y su enfoque crítico, es una figura clave en los debates sobre economías de plataforma, infraestructuras públicas, nuevas formas de trabajo y administración del tiempo libre. Srnicek presenta reflexiones agudas respecto del impacto de sus áreas de estudio en la forma en la que vivimos en las ciudades. 

En su visita a la Argentina tendremos la oportunidad de contar con una conferencia pública que se brindará el 29 de agosto en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires con el título de “Los desafíos de las ciudades, las personas y la comunidad en la era de la economía digital. Tecnologías, espacios y uso del tiempo.”

También se llevará a cabo un conversatorio abierto en el Centro de investigación y diseño de políticas públicas FUNDAR junto con intelectuales, políticos y sindicalistas con el título: “Capitalismo de plataformas y post trabajo”.

Finalmente, se realizará un encuentro de trabajo enfocado en la discusión sobre el impacto de las economías de plataforma en la vida urbana, el análisis de experiencias y alternativas de regulación en la gestión de datos y administración de servicios e infraestructuras público/privadas.

Inscribite en la conferencia magistral del Jueves 29 a las 19hs en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA haciendo click acá.

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Matías López

2 agosto, 2024

IDUF

El vicepresidente 1° de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad?

Personalmente creo que es necesario contar con mecanismos de contratación que garanticen la idoneidad de los colaboradores y proveedores de bienes y servicios, y la transparencia en los procedimientos de contrataciones y adquisiciones que es una base fundamental en la gestión pública.  Además es necesario contar con indicadores robustos y sólidamente estructurados que permitan una adecuada medición y producción de datos y estadísticas que permitan evaluar la calidad de las prestaciones- que, además sean abiertas al público y difundidas a la ciudadanía de forma activa. Estos indicadores, además,deben estar asociados a un esquema de incentivos a través de premios y sanciones que garanticen y contribuyan a una mayor eficacia y eficiencia en la gestión pública y, principalmente, los servicios públicos.

Muchas de estas cuestiones han sido exitosamente incorporadas en la Ciudad, especialmente lo relativo a las pautas de transparencia activa que surgen de la Ley N° 104, que prescribe la difusión y publicidad de manera proactiva por parte del Estado y no únicamente como respuesta a pedido de parte, así como los indicadores públicos de gestión que fueron implementados mediante la Plataforma Integral de Gestión (PIG). 

Es necesario seguir profundizando este camino y tender a mejores criterios de idoneidad y probidad, no sólo para los bienes y servicios tercerizados, sino también para las contrataciones del personal, así como los servicios directamente provistos por el Estado. 

A modo de resumen,  más transparencia, indicadores sólidos y mejores esquemas de premios y sanciones son, a mi criterio, las piedras basales del camino hacia el bienestar de la sociedad.  

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana?

Las necesidades, elecciones, formas de pensar e intereses de cualquier ciudadanía en cualquier contexto urbano son diversos y plurales. La convivencia pacífica y celebratoria de la diversidad es clave para asegurar una sociedad de bienestar. Para ello son esenciales el diálogo permanente entre los tomadores de decisiones y los efectores del sector público con 

los vecinos. Ello, lógicamente, acompañado de políticas públicas que activamente promocionen la tolerancia,  así como instancias y espacios de encuentro. 

Ejemplos claros son áreas que promuevan los derechos del colectivo LGBTIQ+, así como las que promocionan y celebran a todas las colectividades que coexisten dentro de un mismo contexto urbano. Sin dudas, también aquellas áreas abocadas específicamente a la accesibilidad y remoción de las barreras que obstaculizan el pleno goce de los derechos de las personas con discapacidad cumplen un rol vital para la convivencia urbana.

Pensando en largo plazo, ¿cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones?

Así como la tecnología avanza a pasos y ritmos acelerados, la gestión pública debe acompañar este ritmo y estar siempre a la vanguardia. Nuevas herramientas como la Inteligencia Artificial, Internet of Things, entre otras, representan grandes oportunidades para dinamizar y hacer más eficiente el actuar del Estado y satisfacer, de la manera más ágil, simple y rápida posible, las necesidades de los vecinos, pensando en las próximas generaciones, que serán cada vez más tecnológicas y exigentes en materia de agilidad. 

Las ciudades del futuro que imagino son aquellas en las que no existen trámites engorrosos, difundidos entre infinitas áreas que se solapan entre sí, sino respuestas rápidas, en muchos casos automatizadas o instrumentadas mediante las herramientas que antes mencionaba, centralizadas en una sola aplicación o modo de contacto que simplifique la experiencia del usuario- en este caso, el vecino. Es un gran desafío pensar las ciudades bajo la lente de la “experiencia del usuario” y diseñar todo lo que debe gestionarse a través de las autoridades pensando en la mejor experiencia posible para el vecino (partidas, trámites, etc.). La Ciudad de Buenos Aires ha avanzado significativamente en ese sentido, haciendo electrónicas las licitaciones y concesiones, implementando la ventanilla única y el TAD, el Boti, entre otras experiencias que han sido muy favorablemente acogidas por los vecinos. 

Otro punto importante pensando en las ciudades del futuro es pensar en el acceso a la energía renovable en contextos urbanos, bajo criterios de generación distribuida aprovechando la infraestructura existente y disponible. Lo mismo en relación con la movilidad sustentable. Las ciudades son los principales actores en materia de cambio climático y pueden hacer mucho para brindar incentivos y moldear el futuro de forma sustentable. Por ejemplo, la posibilidad de simplificar los trámites y brindar incentivos económicos para la colocación de paneles solares y/o estaciones de carga para vehículos híbridos o eléctricos, además, por supuesto, de continuar invirtiendo en transporte público eléctrico y energía verde en edificios públicos. 

Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Ahora las ciudades

1 agosto, 2024

Manuel Socías

Los desafíos de la agenda urbana para combatir el malestar contemporáneo.

La sociedad argentina atraviesa un profundo estrés colectivo que asedia el compromiso social con la convivencia democrática. La apatía, la desafección y la desconfianza ciudadana son un dato global de la época, que en nuestro país adquiere la forma de una notoria crisis de legitimidad, que excede largamente a la política partidaria y compromete al conjunto de las elites políticas, sociales, sindicales y empresariales.

Para retomar su lugar en la conversación con la sociedad, la política en todas sus formas debe reinventarse. Y si al asalto del individualismo y la fragmentación se le quiere contraponer la alternativa de la comunidad, su reinvención debe ser de raíz. En sus agendas, sus lenguajes y sus formatos organizativos.

La traducción material concreta y diaria de ese malestar contemporáneo ocurre en las fricciones del día a día de las ciudades. Allí se expresa, allí se sufre. Allí están las preocupaciones reales de la sociedad. Y por ahí hay que empezar. Si pretendemos reparar la crisis de las legitimidades es en la gestión de la cercanía, de lo concreto, donde la política puede recuperar su sentido frente a la sociedad. Es en la resolución de los problemas urbanos donde se abre una hendija para reconstruir el horizonte de lo compartido.

A pesar de su omisión en las grandes discusiones políticas de nuestro país, lo “urbano” no es superfluo; condensa múltiples aristas muy relevantes para la vida en común. Entre otras, expresa la tensión dialéctica entre el territorio y la economía, más precisamente, en cómo el territorio moldea y es moldeado por la dinámica de los diversos mercados formales e informales. También expresa la interacción entre territorio e idiosincrasias (conductas, hábitos, consumos, representaciones); entre territorio, infraestructuras y equipamientos; y entre el territorio y el acceso a derechos y a bienes y servicios públicos y privados.

Por eso, reposicionar la cuestión urbana como vector central del debate político puede reencauzar el diálogo público, catalizar el interés de la sociedad por la participación ciudadana y auspiciar la colaboración entre diferentes actores en la búsqueda de soluciones compartidas.

Planificar el bienestar, la convivencia y las oportunidades

Cuando auscultamos los alcances del malestar urbano, es insoslayable que involucra muchos de los problemas que aquejan a la sociedad argentina. La violencia y la intolerancia, la inseguridad, el acceso a la vivienda, a los servicios básicos, a la salud, a la educación, al trabajo, al ocio y a un ambiente sano, entre otros, no pueden pensarse de manera indisociada de la gestión de las ciudades. Estos se constituyen y se representan como problemas urbanos.

Las ciudades son más que una realidad material. Engloban, limitan y condicionan la vida individual y colectiva de las personas. Para bien y para mal, las ciudades son grandes externalidades que derraman malestar/bienestar sobre quienes las habitan. Son, asimismo, espacios donde el rol del Estado es decisivo. Y lo estatal (o su ausencia), ya sea por su repliegue a favor de los diversos mercados o, por el contrario, por su intervención directa o indirecta vía regulaciones, ordena prácticamente todos los aspectos de la vida urbana.

Frente a una sociedad cansada y desencantada, el malestar urbano crónico es fácilmente interpretable como la confirmación de la incapacidad del Estado de proveer soluciones a los problemas de las personas y de la falta de vocación de la política para atender esos problemas. Ese malestar es también inductor de una creciente lógica individualista donde cada uno procura proveerse a sí mismo aquel bienestar que lo distingue del malestar común. Y por eso la privatización y la mercantilización se expanden de forma orgánica hacia todos los órdenes de la vida urbana, desmantelando el tejido social común. 

Llevamos décadas construyendo ciudades para el malestar urbano. A pesar del estancamiento económico que ahoga la macroeconomía argentina desde hace una década, las ciudades no detuvieron su crecimiento. Sin embargo, no son pocos los señalamientos críticos del rumbo que han tomado: crecen sin planificación pública al ritmo de los mercados formales e informales, segregadas y esparcidas sin densidad, sin infraestructura ni equipamientos suficientes, reproductoras de problemas urbanos y propagadoras del malestar.

Pero se puede hacer de otra manera. Las ciudades tienen hoy tres grandes desafíos transversales al conjunto de sus problemas: cómo garantizar un piso de bienestar y dignidad para las personas, cómo reconstruir la convivencia en la diversidad y cómo generar el marco de oportunidades para que sea posible proyectar la vida individual y compartida. Ejes sobre los cuales debemos imaginar respuestas para contrarrestar el malestar.

Bienestar

El agotamiento de los Estados de Bienestar viene siendo desde hace años un tema recurrente en los debates políticos e intelectuales contemporáneos a nivel global. Diseñados para organizar la producción y distribuir sus excedentes, durante varias décadas ese formato sirvió además para ordenar y armonizar las sociedades.

Su crisis se tradujo en el aumento de la desigualdad y de la fragmentación social y territorial, donde unos pocos sectores se agencian su propio bienestar a través del mercado, mientras otros quedan marginados sin tener garantizado un piso mínimo de dignidad. Este aumento creciente de las fricciones para un acceso equitativo a derechos y a bienes y servicios públicos y privados es el sustrato material del malestar contemporáneo y supone un desafío para el diseño y funcionamiento urbano.

Si el objetivo es proveer un piso de dignidad universal, la gestión urbana deberá tender a desmercantilizar la provisión y el acceso a determinados derechos, bienes y servicios. Pero también deberá contribuir a desarmar cuellos de botella y obstáculos para que los diversos mercados tengan mayor dinamismo y fluidez y ofrezcan oportunidades de realización y progreso. 

La delimitación de una u otra estrategia es, por supuesto, eminentemente política y requiere de la participación de la sociedad para ser legítima y sustentable. Suponer que alcanza con la acción directa del estado para generar bienestar suficiente obvia la naturaleza finita de los recursos y las limitaciones en sus capacidades operativas. Análogamente, asumir que sólo el mercado es capaz de proveer un equilibrio social óptimo es un acto de fe.

El bienestar urbano tiene distintos canales de alimentación. Desde luego, puede surgir de la acción directa del Estado, pero también lo pueden producir los mercados u organizaciones asociativas y comunitarias. En los hechos, es en el propio proceso urbano en tanto externalidad general donde radican las mayores capacidades de producir ese bienestar, tanto en el proceso de producción de la ciudad —su expansión, densificación y renovación– como en las distintas instancias de utilización de ese espacio urbano producido. De este proceso dependen, en gran medida, el tipo de ciudad producida; las características del entorno y del hábitat urbano; las actividades y usos urbanos; la distribución espacial de las personas; la concentración de empleo y de servicios, etc.

Si profundizamos, las características y dinámicas del acceso al trabajo, la vivienda, la educación, la salud, el ocio, etc. se encuentran inmersos en una inercia urbana que incluye, por un lado, a la ciudad ya producida y, por el otro, a la interacción entre las lógicas del mercado, del Estado y de la sociedad y sus correlaciones de fuerzas específicas para cada momento y espacio.

La gestión de las ciudades es, en rigor, el instrumento de adaptación y amortiguación de los desajustes que se producen en el devenir de ese proceso urbano, entre lo que demanda la sociedad y lo que es susceptible de proveer la ciudad.

Se suele asumir que la aglomeración que ofrece la ciudad es la condición de posibilidad de la producción y distribución del bienestar, pero no alcanza. El mercado de trabajo, por caso, necesita de la concentración espacial de la actividad económica, al igual que la consolidación de clústeres o ecosistemas productivos requiere de un contexto urbano proclive. Pero si en diseño urbano no está contemplada la interdependencia con otros derechos, bienes y servicios (acceso a la movilidad para agilizar los desplazamientos, para sintetizar), la mera aglomeración es insuficiente. 

Sin planificación, con mercados desorganizados e infraestructuras dispersas e inconexas, la ciudad pierde capacidad de producir y distribuir bienestar, deteriorando la calidad de vida y fragmentando la experiencia urbana.

Convivencia

El otro gran desafío de las ciudades es reencauzar la convivencia para proyectar un orden y, a partir de ahí, una cotidianidad y un futuro compartido. Al ser territorios donde convive la heterogeneidad, la tensión es un elemento inescindible de la vida urbana. Pensar la convivencia, entonces, supone elaborar una idea colectivamente aceptada respecto del orden, problematizando el ordenamiento urbano y la apropiación privada de la ciudad (así sea por el mercado o por grupos de la comunidad) para evitar que esa conflictividad inmanente no derive en mayor fragmentación, individuación, violencia e intolerancia.

La vida comunitaria y pública de la ciudad, por cierto, representan instancias de creación de valor y bienestar que hay que proteger y amplificar. Pueden dialogar o no con estructuras estatales, pero se verán ampliamente favorecidas por la existencia de determinado tipo de espacio urbano y de ámbitos proclives al encuentro comunitario, que suelen depender de la coordinación, intervención y/o provisión estatal para no ser caóticas.

Por supuesto, las vidas públicas y comunitarias en las ciudades no necesariamente son planificadas, sino que pueden surgir de manera espontánea y producir bienestar de manera imprevista, a través de procesos de apropiación y/o resignificación de lo público, así como generar comunidad y organización en lugares inesperados.

Pero no toda espontaneidad es necesariamente virtuosa. El crecimiento de las ciudades que describimos antes, sin una orientación pública consciente y dialogada con la sociedad, tiende a desarrollar ciudades donde la vida compartida se reduce y es reemplazada por un estilo de vida cada vez más fragmentado, donde se compite por la apropiación privada de lo que supuestamente es de todos. Si bien retóricamente se defiende un modelo de vida pública, en los hechos, las ciudades como las que venimos produciendo son adecuadas a un modelo de vida donde el encuentro con lo común es meramente episódico y el acceso al bienestar cada vez menos anclado en la pertenencia comunitaria. 

La infraestructura necesaria para la vida pública es muy diversa y debe pensarse siempre de forma situada, en diálogo con la comunidad y considerando la naturaleza de la trama urbana a donde se despliega. Involucra al espacio público y una enorme tipología de posibles equipamientos para propiciar la socialización, combatir el aislamiento y la soledad y alentar múltiples actividades compartidas. Pueden ser deportivos, culturales, educativos, de cuidados, entre cientos de funcionalidades posibles. Su diseño y su gestión diaria son componentes decisivos de su capacidad de producir y albergar vida comunitaria, por lo cual es fundamental convocar al protagonismo social en su gestación y la administración de su uso.

En un contexto de precarización creciente de la vida urbana en general, plantear el retorno a lo público (ya sea en su forma estatal o en su manifestación comunitaria autogestionada) no es una consigna moral, sino una respuesta necesaria, una forma de reparación frente a la fragilidad del tejido común, al que una vida urbana más compartida podría dar algún alivio y reducir la carga de estrés social que genera intolerancia, violencia y segregación.

Ni el principio del Estado omnicomprensivo, ni el principio de la comunidad privatizada pueden aisladamente garantizar la sostenibilidad ni la armonía de la vida urbana. Y por eso, hay construir un imaginario común, donde la convivencia se gesta a partir de consensos sociales dinámicos que mejoran la experiencia de vida compartida. Lo común, lo público, no puede ser visto como una opción de descarte; tiene que tender a la mayor calidad disponible para ser valorado y percibido como un punto de equilibrio beneficioso entre las expectativas individuales y el desarrollo colectivo, que haga posible divisar la posibilidad de una vida cotidiana compartida en un mismo territorio.

Oportunidades

La frustración, impotencia, rencor, miedo, incertidumbre y desconfianza que se palpan en el día a día de la vida urbana son sentimientos asociados también a la crisis de la idea de progreso como un horizonte percibido como posible. La asfixia de un presente que se vive como perpetuo explica mucho del malestar social contemporáneo. Por eso, hay que reponer la expectativa de futuros mejores en las subjetividades de la época para combatir ese desasosiego. Ese es el tercer gran desafío urbano: generar y distribuir equitativamente oportunidades de progreso individual y colectivo.

La tarea debe ser construir un nuevo imaginario urbano donde convivan y se potencien las aspiraciones y trayectorias singulares con el sentido de comunidad. Esto requiere problematizar el vínculo entre lo público, lo estatal y lo privado, imaginando formas novedosas y virtuosas de articulación que remuevan obstáculos, agreguen dinamismo, promuevan la innovación y la productividad en el sector privado para que genere mayores excedentes, al mismo tiempo que se auspicia la creación de espacios y la provisión de bienes y servicios de forma pública, aunque no necesariamente siempre estatal.

La configuración de las ciudades impacta fuertemente en los precios relativos y en las condiciones de acceso a todos los bienes y servicios que las personas necesitan para resolver su cotidianeidad. Por lo tanto, el planeamiento urbano debe construirse sobre la búsqueda de esos equilibrios dinámicos e interdependientes para que la iniciativa privada se desarrolle con fluidez y que la dignidad de las personas no sea producto del mérito individual. 

Pero con eso sólo no alcanza. Recuperar la proyección de las trayectorias individuales hacia el futuro exige un Estado que obviamente provea certezas (y un piso de bienestar) en el presente vinculadas con el trabajo, la educación y los cuidados, pero también como ideador de dispositivos e iniciativas que permiten imaginar un futuro de movilidad ascendente.

Ya no se trata sólo de igualar el punto de partida de las trayectorias individuales, sino de generar un marco de oportunidades a lo largo de esas trayectorias para que lo singular de cada individuo potencie y se potencie en la articulación con lo que provee la comunidad. 

Conciliar el esfuerzo y el mérito individual con el fortalecimiento de la pertenencia comunitaria es posible si se acompaña con el despliegue de equipamientos, infraestructuras e iniciativas públicas (estatales y no estatales) que además de promover la socialización, enriquezcan el capital humano (incubadoras de emprendimientos, laboratorios de experimentación artística, espacios de trabajo colaborativo, bolsas públicas de trabajo, etc) para su inserción en los diversos mercados bajo la noción de la formación continua que exige la velocidad del cambio tecnológico contemporáneo.

Ciudades para las personas

Las ciudades son hoy el escenario principal del malestar social contemporáneo. La fragmentación de la experiencia urbana, la desigualdad, la precariedad y la ruptura de la promesa de futuro, cultivan un enorme proceso de desgaste de las instituciones y las representaciones existentes.

Hay una oportunidad para sanar las legitimidades si se vuelve a lo concreto. Si se orienta la conversación a problematizar y resolver las fricciones del día a día de la vida urbana. Sin planificación, las ciudades son reproductoras de malestar. E incluso los mercados producen bienes y servicios por debajo de su potencial cuando no hay una racionalidad pública que los contenga.

Aunque suene paradójico, hay que desprivatizar y desmercantilizar a las ciudades para que lo privado y los mercados funcionen mejor. Una ciudad debidamente planificada, en conversación con la multiplicidad de intereses y expectativas que alberga, es la llave para convertirla en un dispositivo que garantice derechos y, a su vez, dinamice las iniciativas privadas. Porque además de ser un hecho físico, el desarrollo urbano integral es la condición de posibilidad de la vida en comunidad y la plataforma que le da consistencia y sustentabilidad a las relaciones sociales mercantiles y no mercantiles que se desarrollan en ella.

Hay que poner a las personas en el centro de la gestión urbana. Si garantizamos un piso de bienestar, si recuperamos el sentido de comunidad a partir de un nuevo tipo de convivencia y si procuramos un marco de oportunidades para la realización de las personas, es posible aspirar a ciudades dinámicas, modernas, innovadoras, competitivas y socialmente equilibradas.