Diálogos Urbanos: Ciudades del Futuro

Miradas Locales: Ramón Lanús

17 septiembre, 2024

IDUF

El intendente de la ciudad de San Isidro, provincia de Buenos Aires, comparte su punto de vista sobre cómo mejorar la planificación de las ciudades para promover el bienestar, la convivencia y las oportunidades.

¿Cuáles son los principales desafíos para mejorar la provisión de bienes y servicios que impactan en el bienestar de la sociedad en tu ciudad? 

Nuestra misión para estos 4 años de gestión es clara: mejorar la vida de todos los sanisidrenses. Para ello tengo tres prioridades concretas: la seguridad, la mejora del espacio público y la modernización en el servicio municipal. Son prioridades que no las fijamos nosotros, sino que responden a haber escuchado los principales problemas y necesidades de nuestros vecinos. Queremos que San Isidro vuelva a ser un lugar seguro en el que volvamos a vivir tranquilos, con espacios públicos para disfrutar en familia y con amigos, e innovador donde hacer trámites sea fácil, sencillo y rápido y que los impuestos se vean reflejados en un servicio público de calidad por parte del Municipio. Se suma un desafío que es el de lograr estos objetivos en un contexto nacional de emergencia social y económica. Sabemos del esfuerzo que están haciendo los vecinos, y los argentinos en general, por eso queremos dar servicios de calidad cuidando el mango. En esa línea, estamos reduciendo el gasto público,fomentando la competencia entre proveedores para bajar los precios y aumentando la transparencia en las compras del gobierno. Nuestro norte es y será brindar servicios de alta calidad al vecino, al mismo tiempo que nos aseguramos el uso eficiente de los recursos públicos. Queremos hacer, gastando menos y cumpliendo el compromiso de bajar las tasas en términos reales. Para ello hay que administrar lo público con austeridad. 

¿De qué manera crees que se puede mejorar la convivencia urbana? 

Creo que la mejor herramienta para lograr cambios profundos, que hacen a la convivencia y a la integración social en las ciudades, es la educación. Toda convivencia además requiere necesariamente de reglas claras y que las mismas se cumplan. El ejemplo más contundente de esto, y por lo que estamos trabajando todos los días en San Isidro, es el cumplimiento de la Ley y la lucha contra la inseguridad. También me parece fundamental, para que los cambios perduren, la participación ciudadana. En esa línea, estamos incluyendo metodologías participativas en la gestión. Solo por citar un ejemplo, hace unos meses implementamos el sistema “Ojos en Alerta”, una herramienta que facilita el contacto directo entre los vecinos de San Isidro y el Centro de Operaciones Municipales con el objetivo de dar respuestas rápidas y efectivas ante emergencias, denuncias o acciones sospechosas. Por último, pero no menos importante para la convivencia, es la ejemplaridad de quienes cumplen la función pública, que lo hagan con vocación de servicio, con honestidad y transparencia. 

Pensando en largo plazo, ¿Cómo te imaginás que deberían ser las ciudades para garantizar oportunidades de desarrollo de las próximas generaciones? 

Para garantizar el desarrollo y las oportunidades de las próximas generaciones, creo que una ciudad tiene necesariamente que ser segura, para que la gente pueda vivir tranquila. En segundo lugar, tiene que ser sostenible, con sus cuentas públicas en equilibrio, sin déficit fiscal, donde la regla sea el cuidado y la eficiencia de los recursos que son de todos. El objetivo debe ser reducir el gasto público para poder bajar los impuestos y las tasas que hoy en día frenan la productividad del sector privado. Las ciudades además tienen que ser inclusivas: hay que igualar oportunidades y ayudar a lograr una sociedad más integrada. En esa misma línea, creo que la gestión de las ciudades debe ser participativa, horizontal, cercana. Quienes gobiernan deben escuchar a sus vecinos, entender sus demandas y problemáticas, y sobre ello construir soluciones y generar los espacios y mecanismo para que los ciudadanos también participen del diseño de las mismas, que sean protagonistas. La ciudad debe además ser moderna, aprovechando los avances de la tecnología para mejorar sus servicios. Las ciudades deben agilizar sus trámites, para que éstos puedan hacerse de manera fácil y rápida sin necesidad de hacer filas, visitar oficinas ni perder tiempo. Las ciudades también deben digitalizar y abrir sus expedientes, procesos de compra, con la “transparencia” como valor fundamental que atraviese a toda la gestión. El mundo está en el proceso de revolución tecnológica más importante de la historia de la humanidad. Es probable que en los próximos 2 años vivamos en un mundo muy diferente al que conocemos. El desafío para los gobernantes es estar a la altura para lograr que todo lo positivo que va a suceder llegue a nuestras comunidades, eliminar todas las trabas que se puedan presentar y sacarle la pata de encima al sector privado para que pueda innovar.