Observatorio de la Vida Urbana

El limbo de los inquilinos jóvenes

21 agosto, 2025

IDUF

Hicimos grupos focales para conocer experiencias de jóvenes de la Ciudad respecto de la emancipación residencial. La crisis que atraviesa la Ciudad es acuciante.

Los inquilinos pasaron del 30% en 2010 al 37% en el 2022. La CABA es hoy la jurisdicción con mayor proporción de inquilinos en todo el país. En contextos macroeconómicos inestables y sin políticas específicas, el impacto en la proyección de vida de los jóvenes es notorio.   

Las motivaciones para encarar el proceso de emancipación son muy variadas, pero en todos los casos los jóvenes siempre aspiran a que sea para mejorar su situación previa. Las redes familiares, vecinales y de amistad son fundamentales para conseguir una vivienda en alquiler, aspecto pone un límite a las dinámicas del mercado. 

Quienes logran emanciparse, problematizan el costo de vida en la ciudad y el peso del alquiler en sus salarios. Aunque reciban algún tipo de ayuda familiar, les cuesta afrontar sus gastos cotidianos. Más allá de las dificultades económicas, algunos retrasan o revierten ese proceso para no cargar en solitario con las responsabilidades domésticas o para tener con quién compartir la cotidianeidad. 

La comparación con otras generaciones familiares no se hace esperar: afirman que para ellos es mucho más difícil emprender este proceso en comparación con sus padres y abuelos. Si las generaciones anteriores, aún con esfuerzo, pudieron acceder a la vivienda en propiedad, estos jóvenes ven esa posibilidad como remota. Ellos están luchando para pagar el alquiler.

Tal vez por esa razón, cuando se les pregunta qué harían si recibieran 100.000U$S de regalo, la mayoría piensa en invertir en ladrillos. No solo para vivir, sino también para mejorar sus ingresos y poder formarse. 

Podes acceder al informe completo haciendo acá: EL LIMBO DE LOS JOVENES INQUILINOS.

Observatorio de la Vida Urbana

Un oasis verde en la 9 de julio

8 julio, 2025

Hernan Roitman

¿Y si la avenida más ancha del mundo se transformara en un gran pulmón verde para caminarla, pedalearla, encontrarse y disfrutarla?

En pleno corazón de Buenos Aires, la Avenida 9 de Julio expresa una contradicción de la ciudad contemporánea: su monumentalidad contrasta con la escasez de espacios verdes, sombra y sitios de encuentro real para la vida urbana. A comienzos del siglo XX, se demolieron manzanas enteras, espacios verdes, árboles y patrimonio histórico para abrir paso al tránsito motorizado. Comenzaba la hegemonía del asfalto en la ciudad.

Hoy, en un centro que perdió una gran cantidad de oficinas durante la pandemia y que, por la falta de políticas de reconversión para transformar esas oficinas abandonadas en viviendas asequibles —tema sobre el que ya nos hemos explayado en este instituto—, sigue perdiendo vitalidad. El desafío es reequilibrar los usos y devolver la calle a las personas. Las soluciones abundan; lo que falta son ideas que no tengan al extractivismo urbano y al desarrollo inmobiliario como único objetivo.

Hace unas semanas, la cineasta Lucrecia Martel mencionaba en una charla que es hora de inventar futuros que no sean apocalípticos, sino de crear un futuro nos guste. Por eso, desde MUTA (Movimiento Urbano de Transición Ambiental) y el IDUF (Instituto para los Desafíos Urbanos del Futuro) impulsamos una propuesta concreta y ambiciosa: transformar Cerrito y Pellegrini en calles de convivencia, rediseñar los bulevares laterales, ampliar veredas y sumar ciclovías de calidad. La meta: recuperar más de 1 km lineal y alrededor de 12.000 a 15.000 m² de espacio público verde, considerando que se liberarían cuatro carriles en Cerrito y cuatro en Pellegrini, entre las calles Tucumán y Arroyo, integrando un corredor arbolado único en una zona donde el suelo libre es casi inexistente.

De autopista urbana a espacio de felicidad

Desde hace tiempo, en diferentes ciudades del mundo se vienen desarrollando experiencias de peatonalización de calles o avenidas de manera permanente, temporal o los fines de semana. Algunos ejemplos son la Avenida Paulista en São Paulo (Brasil) y la Avenida Carrera Séptima en Bogotá (Colombia); en Broadway (Nueva York) se avanzó con una idea similar: reducir carriles para automóviles, recuperar espacio público y brindar una infraestructura más segura para los viajes en bicicleta. Incluso el bulevar de los Champs-Élysées fue modificado para convertirse en un jardín urbano luego de los Juegos Olímpicos de 2024.

La 9 de Julio hoy conecta Retiro con Constitución, entre terminales ferroviarias y autopistas. Pero su lógica sigue siendo la de una autopista urbana: cada día, miles de autos particulares —apenas el 18 % de los viajes totales del AMBA— ocupan un suelo estratégico que podría estar al servicio de la movilidad activa. Cerrito y Pellegrini canalizan parte de este flujo, funcionando como colectoras rápidas y hostiles para peatones y ciclistas. Inspirados en experiencias internacionales, proponemos reconvertirlas en calles de convivencia con velocidad máxima de 10 km/h, prioridad para peatones y bicis, y acceso limitado a servicios, emergencias y frentistas.

La ciudad ya tiene evidencia: donde se reduce el tránsito y se prioriza a peatones, la vitalidad urbana crece. Sabemos que la mayoría de los viajes se hacen a pie o en transporte público. Sin embargo, el espacio público todavía privilegia al auto. Redistribuir esta porción de la 9 de Julio significa crear un corredor verde que se convertirá en un nuevo hábitat para aves, mariposas y pequeños polinizadores, reforzando la biodiversidad urbana.

Según cálculos preliminares, se podrían plantar más de 10.000 árboles y arbustos nativos que, además de dar sombra y belleza, contribuirán a capturar CO₂ y mejorar la calidad del aire. Este “bosque urbano lineal” será esencial para mitigar la isla de calor: hoy, las superficies asfaltadas pueden alcanzar temperaturas hasta 8 grados mayores que las zonas verdes.

El proyecto también se contempla como una infraestructura de adaptación hídrica a grandes lluvias, ya que permitirá absorber mejor lluvias extremas gracias a la incorporación de suelos permeables y vegetación de bajo mantenimiento, además de contar con sumideros y tanques retardadores. Los árboles ayudarán a filtrar ruido, mejorar el confort acústico y crear microclimas más habitables. Con más verde, la zona se convierte en un verdadero pulmón imposible de lograr de otra forma en el centro porteño.

Además, calles más seguras, iluminadas y activas fomentan la presencia constante de vecinos, visitantes y turistas. Caminar y pedalear se vuelve más cómodo y agradable, estimulando la actividad económica local: cafés, librerías, ferias barriales y propuestas culturales ganan un entorno que invita a quedarse. También pueden sumarse infraestructuras como canchas deportivas, juegos para niños, estaciones de entrenamiento, espacios de cuidados y un centro de felicidad como el de Chapinero en Bogotá, fortaleciendo la vida comunitaria y el bienestar

Una avenida que se vuelve a caminar, habitar y cuidar

Imaginamos una 9 de Julio viva, donde se pueda caminar, descansar bajo la sombra de nuevos árboles, escuchar aves en el corazón de la ciudad y pedalear de forma segura. Un espacio que se conecta con la vitalidad de la calle Corrientes, integrando la vida cultural y social que caracteriza al porteño. Un lugar donde la avenida símbolo de la Argentina se habita, se disfruta y potencia el desarrollo cultural, transformando toda la zona en un polo de encuentro y actividad. En definitiva, un símbolo de una Buenos Aires que se adapta, se cuida y se reinventa.

Proyecto elaborado por MUTA y el Instituto para los Desafíos Urbanos del Futuro (IDUF).

Observatorio de la Vida Urbana

Trabajar para alquilar

24 junio, 2025

IDUF

Un monoambiente le cuesta a un joven más
de la mitad de lo que gana. Índice de emancipación (IDE). 3er trimestre 2024.

Presentamos a continuación una nueva edición del Índice de Emancipación (IDE)
desarrollado por el Instituto de Desafíos Urbanos Futuros. El IDE es una
herramienta que mide las posibilidades de los y las jóvenes de entre 18 y 24 años,
con empleo formal, para acceder a una vivienda en alquiler en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, en función de sus salarios. En esta edición, correspondiente al
3er trimestre de 2024, se analiza la situación de quienes buscan alquilar un
monoambiente en solitario, así como la de quienes buscan convivir en un dos
ambientes.


La Ciudad de Buenos Aires se encamina a convertirse en una ciudad de inquilinos:
casi 4 de cada 10 hogares alquilan, según datos del Censo 2022. Este fenómeno
de inquilinización, lejos de ser exclusivo de nuestra ciudad, se reproduce a escala
global en grandes urbes como París, Madrid, Nueva York, Montevideo o Santiago
de Chile, que han registrado un crecimiento sostenido de hogares inquilinos en los
últimos años.


Sin embargo, acceder a una vivienda en alquiler se ha vuelto cada vez más
difícil, especialmente para los grupos más vulnerables, como los jóvenes. Deben
resolver su situación habitacional al mismo tiempo que intentan insertarse en
mercados laborales cada vez más desafiantes e inciertos.

La postergación de la emancipación del hogar familiar se ha convertido en un
reflejo de esta realidad. Esta dimensión del problema habitacional adquiere
especial relevancia, ya que compromete la perspectiva de futuro de los y las
jóvenes. La emancipación se vincula con un momento clave de su ciclo vital, su
transición hacia la adultez y con el desarrollo de sus primeros proyectos de vida. En
este sentido, el IDE proporciona información valiosa sobre las dificultades que
enfrentan los y las jóvenes, incluso cuando cuentan con condiciones relativamente
favorables, como tener un empleo formal.

La información y las estadísticas públicas son insumos estratégicos para el diseño
de políticas públicas que permitan transformar esas realidades. La publicación del
IDE supone una oportunidad para reivindicar la importancia de la producción de
estadísticas públicas de manera sostenida en el tiempo y, al mismo tiempo, para
plantear la necesidad de mejorar el sistema de generación de datos sobre
alquileres en la Ciudad, que aún depende de fuentes privadas, parciales e
insuficientes, para conocer con precisión la situación de los inquilinos y sus
posibilidades reales de acceso a la vivienda.

Descargá el informe completo ACÁ.

Observatorio de la Vida Urbana

Escucha Urbana

El proyecto de “Escucha Urbana” tiene como objetivo conocer y analizar las miradas de las y los habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) respecto de la manera en la que habitan la Ciudad.

El proyecto de “Escucha Urbana” tiene como objetivo conocer y analizar las miradas de las y los habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) respecto de la manera en la que habitan la Ciudad, tomando como principal hipótesis la existencia de tres grandes desafíos transversales al conjunto de los problemas urbanos: garantizar un piso de bienestar y dignidad para las personas, reconstruir la convivencia en la diversidad y generar un  marco de oportunidades donde sea posible proyectar la vida individual y compartida. 

Indagar sobre la pertinencia y la forma en la que se expresan estas hipótesis en el imaginario de la población y en “el ciudadano y la ciudadana común” nos ofrece la posibilidad de conocer con mayor profundidad las formas de vida y tensiones que se expresan al habitar la ciudad, con el objetivo de delinear los pilares del malestar urbano contemporáneo. De esta forma, se podrán definir los márgenes y las oportunidades para construir propuestas innovadoras y posibles soluciones sustentables.

Primera Etapa. Agosto 2024.

Observatorio de la Vida Urbana

Índice de emancipación

El Índice de Emancipación (IDE) es un indicador definido a partir de la relación entre los valores promedio de los alquileres de departamentos y los salarios promedio de los jóvenes de 18 a 24 años de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Índice de Emancipación (IDE) es un indicador definido a partir de la relación entre los valores promedio de los alquileres de departamentos y los salarios promedio de los jóvenes de 18 a 24 años de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La emancipación residencial es parte del tránsito hacia la vida adulta e implica un proceso en el que los y las jóvenes adquieren las herramientas para transformarse en personas independientes, productivas y con capacidad de reproducción biológica. Las condiciones en las que atraviesan ese tránsito hacia la vida adulta incide en las perspectivas y oportunidades de desarrollo a futuro. 

Desde el Instituto de Desafíos Urbanos decidimos elaborar este indicador, que se actualizará de manera semestral, con los siguientes objetivos: 

  • Medir las posibilidades que tienen los y las jóvenes de 18 a 24 años para ingresar y sostener un alquiler en la CABA con sus propios salarios.
  • Analizar las posibilidades de emancipación del período 2018-2023 como antecedente del análisis de la situación previa a julio de 2024, a nivel general de la CABA como para cada comuna.
  • Contribuir a la discusión sobre la situación del mercado de alquileres, así como de las condiciones de ingreso al mercado laboral de los y las jóvenes porteños.
  • Robustecer la información pública existente en el ámbito de la CABA.
  • Proponer una herramienta de medición de la Emancipación Joven que pueda ser replicada en otras ciudades del país.

Informe N°1. “Los primeros de los nuestros”. Agosto 2024.

Informe N°2. “Trabajar para alquilar”. Junio 2025.

Observatorio de la Vida Urbana

Los primeros de nosotros

12 agosto, 2024

IDUF

El Índice de Emancipación (IDE), elaborado por el Instituto de Desafíos Urbanos Futuros, marca el inicio de una serie de investigaciones más amplia enfocada en el acceso a la vivienda.

Nos encontramos ante una sociedad y un país cada vez más inquilinizados que, en los últimos 20 años, vio crecer el porcentaje de inquilinos: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) los inquilinos pasaron del 22% al 36%. El abordaje de esta realidad requiere de una perspectiva de futuro para prepararnos para los desafíos que inevitablemente vendrán. 

El IDE tiene el propósito de brindar una herramienta de análisis sobre las posibilidades de los y las jóvenes de la CABA para emanciparse del hogar familiar mediante el acceso a la vivienda en alquiler.

Desde el IDUF planteamos una serie de preguntas que, lejos de querer responder únicamente con este informe, creemos que debemos empezar a pensar de forma colectiva. ¿De qué manera podría el Estado ayudar a los y las jóvenes a lograr esta emancipación? ¿Es necesario desarrollar programas de ayuda específicos para jóvenes? ¿De qué forma pueden mejorarse las oportunidades laborales para que los ingresos sean suficientes?

Creemos fundamental que el Estado y los actores privados aúnen esfuerzos para crear las oportunidades para que los y las jóvenes puedan emanciparse plenamente. ¿Estamos dispuestos a asumir este desafío?

Cualquiera sea la orientación que queramos darle a las respuestas a estas preguntas, es fundamental contar con estadísticas y datos de acceso público como insumos de la discusión técnica y política. De esta forma, sostener en el tiempo el esfuerzo de la producción de datos debe ser una política común a todos los gobiernos.

Observatorio de la Vida Urbana

Crecer en la ciudad, el desafío de la autonomía de las infancias

6 agosto, 2024

Florencia Abraldes

Si pensamos cómo nos movilizamos en nuestra infancia para ir a la escuela, al club o simplemente resolver una compra en el barrio, en relación a cómo esto mismo ocurre para los niños en la actualidad coincidiremos, con cierta añoranza, en que hubo cambios.

Si pensamos en los modos en que cualquiera de los que estamos frente a este texto nos movilizamos en nuestra infancia para ir a la escuela, al club o simplemente resolver una compra en el almacén del barrio, en relación a cómo esto mismo ocurre para los niños en la actualidad coincidiremos, con cierta añoranza, en que hubo cambios.

Hablar de autonomía refiere a la capacidad de los sujetos para tomar decisiones en un determinado contexto o entorno. En las ciudades esta capacidad se ve limitada por diferentes factores que suelen relacionarse con la condición de los sujetos (edad, género, capacidades físicas o económicas) pero, en definitiva, es el contexto el que puede convertir esas condiciones en limitaciones. Incorporar una mirada inclusiva sobre las capacidades y discapacidades de las personas en el diseño de la infraestructura urbana es una estrategia indispensable para que las condiciones de los sujetos no se conviertan en limitaciones para su autonomía en la ciudad. En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), la Ley N° 962 de 2002 abordó esta problemática, incluyendo la variable etaria como un contexto que puede ser considerado una circunstancia discapacitante. Al respecto, esta normativa considera que los ancianos/as y los niños/as menores de 9 años pueden presentar limitaciones físicas o cognitivas asociadas a su edad que afectan la manera en la que estas personas transitan la ciudad y por lo tanto debe ser tenido en cuenta en el diseño urbano. 

La movilidad independiente de niños, niñas y adolescentes es entendida como la libertad de movimiento sin la supervisión de un adulto y contribuye a su crecimiento y desarrollo, influyendo en la manera de desenvolverse en el ámbito educativo, personal y comunitario (Hillman et al., 1990). La autonomía en los desplazamientos para esta franja etaria genera beneficios en los ámbitos del desarrollo psicológico y social, el juego, la actividad física y la salud (Shaw et al., 2013), y constituye una herramienta fundamental para aumentar la autoestima, desarrollar la responsabilidad, las habilidades sociales, resolver problemas, orientarse espacialmente y fomentar el desarrollo de la capacidad de aprender afrontando nuevos desafíos. 

En el caso de la CABA, si observamos el Índice Ciudad de las Infancias publicado por el Gobierno local en octubre de 2023, vemos que el distrito cuenta, en términos generales, con valores aceptables de distribución geográfica de la oferta educativa, recreativa y cultural para los niños, niñas y adolescentes. El estudio en cuestión consistió en el análisis de tiempo de viaje y distancia hacia los principales lugares de asistencia de los niños y niñas: escuelas, parques, centros deportivos, culturales y otros equipamientos, tomando como unidad de análisis cada una de las manzanas que integran las 15 comunas de la ciudad. 

El análisis de sus resultados nos permite afirmar que, si bien existen zonas con mejor acceso a determinados servicios o infraestructuras, sería erróneo pensar que existe a priori un problema de distancias u oferta de transporte que condicione negativamente la circulación y/o desplazamientos de los niños y niñas a las instituciones educativas o de recreación. A modo de ejemplo, en torno a la cuestión escolar, el subíndice “Vamos al cole” muestra que sólo el 7% de las manzanas de la ciudad cuentan con valores bajos, muy bajos o críticos, es decir, que los establecimientos educativos se encuentran a más de 15 minutos. Y considerando el subíndice “Nos movemos seguros” en el que se describe la situación de la movilidad de las infancias en la Ciudad de Buenos Aires a partir de la evaluación de la accesibilidad a medios de transporte, la proximidad a senderos seguros y su percepción acerca de estos, concluimos en que la Ciudad registra un 56 % en niveles óptimos y muy buenos y 32 % bueno. Sin embargo, cuando se incluye la percepción de los niños y niñas se destaca la hostilidad en la cantidad y velocidad del tránsito y las calles concurridas en exceso, en donde las dimensiones y los espacios no se acomodan a su andar. 

Tal como es expresado en la presentación del propio Índice de las Infancias del GCBA, no podemos perder de vista que las distancias no nos dicen nada en torno a las decisiones y contextos en los que los niños y sus familias habitan la Ciudad. ¿Los chicos y chicas asisten generalmente a la escuela más cercana? ¿Si el establecimiento queda a una distancia corta, debemos siempre pensar que los chicos que asisten a la primaria van caminando o solos? Además de los traslados a la escuela, ¿los chicos son asistidos por adultos en otras actividades que forman parte de su rutina? ¿De qué manera la mirada que los padres y madres tienen sobre la Ciudad o la sociedad incide en la forma en la qué las chicas y los chicos inician el camino hacia su autonomía en el espacio público? ¿Qué rutinas y hábitos favorecen el desarrollo autónomo de las infancias en la ciudad?

Si bien el Índice es un aporte para diagnosticar la configuración de los espacios y opciones de tiempo de viaje en términos generales, debemos remontarnos al artículo “Infancias y Autonomías: condicionantes de la movilidad independiente en el área Metropolitana de Buenos Aires” (De Grande et al, 2021) en el que se analiza la Encuesta de Movilidad Domiciliaria del área Metropolitana AMBA (2010), para conocer cuestiones que involucran las prácticas familiares y decisiones en torno a las formas en las que los niños y niñas realizan sus desplazamientos. Los resultados de dicha encuesta indican que un 38,8 % de los niños de entre 6 y 12 años asistieron a la escuela con adultos del hogar, un 8,5 % lo hicieron sin adultos del hogar pero con servicio contratado (remis, taxi, transporte escolar) y el resto de las respuestas indicaron que los chicos asistieron acompañados por sus hermanos mayores u otros compañeros.

Si entendemos también que parte de la autonomía en las infancias se vincula a la posibilidad de hacer uso del espacio público, tanto en su movilidad como en su permanencia, es importante observar cuál es la percepción de la ciudadanía respecto de los espacios públicos de la ciudad. En este sentido, un informe reciente elaborado por el Instituto de Políticas Públicas para Buenos Aires (2024) sobre el disfrute del espacio público, entendido como el acceso y el derecho a disfrutar del mismo, consultó respecto de las razones por las cuales las personas que viven en CABA no hacen uso de las plazas y parques. La respuesta principal del conjunto de los encuestados fue por la percepción de inseguridad en estos espacios públicos (33%). Cuando se observan las respuestas por franja etaria, vemos que la cuestión de la seguridad explica en un 37,8% la falta de uso de espacios públicos en chicos y chicas de entre 16 y 24 años. Si bien este grupo etario representa a adolescentes y jóvenes, pero no a los niños, resulta revelador comprender la mirada que buena parte de ellos tienen respecto de las plazas y parques y cual es el motivo principal por el cual manifiestan no hacer uso de ellos.

Tradicionalmente las plazas y parques fueron el escenario principal de interacción y juego para las infancias, así como también espacios de socialización para las personas que cuidan a niños y niñas y viven en un mismo barrio. La percepción de inseguridad en plazas y parques impacta negativamente en su uso y, aun si no hay evidencia de que sea un factor determinante o excluyente, incide también en la forma de configurar los hábitos de los niños y niñas por fuera del horario escolar. Distintos especialistas en salud mental e infancia han indicado que la actual tendencia a reemplazar las actividades recreativas en espacios públicos por el juego virtual en el hogar o por las actividades extraescolares dirigidas (culturales, deportivas o incluso de formación extracurricular), pueden resultar limitantes para el juego libre y la interacción espontánea en la infancia. El encuentro en espacios públicos y la participación de instancias comunitarias, son rutinas que están siendo parcialmente reemplazadas por un aumento en el uso de dispositivos electrónicos en los hogares y la interacción en redes sociales. La transformación de la vida social hacia entornos digitales contribuye a la reconfiguración del capital social y del sentido de comunidad. La disminución del peso de los ámbitos de participación barrial y/o presencial en las infancias nos hace pensar en nuevas lógicas y formas de desarrollo del capital social donde la virtualidad comienza a impactar en los sentidos y espacios de la socialización infantil.

Teniendo en cuenta estas premisas y considerando la importancia de problematizar de qué manera los niños y niñas transitan su camino hacia la autonomía en el uso de los espacios públicos y equipamientos de la ciudad resulta pertinente indagar sobre los hábitos, percepciones y preocupaciones que tienen las familias porteñas en relación con esta problemática. Tener mayor claridad y evidencia en relación a la autonomía de los niños y niñas en sus actividades cotidianas, poniendo el foco en sus desplazamientos por la Ciudad, identificando las barreras que los limitan o postergan su desarrollo independiente permitiría identificar las oportunidades para potenciarlo. Impulsar el diseño de programas y políticas que nos lleven a un cambio estructural que garantice a los niños y niñas disfrutar de una infancia plena, saludable, autónoma y segura es un desafío al que nos enfrentamos como ciudad.

Florencia Abraldes.